No puedo concebir como en nombre de la Conmemoración de la entrega de unas mujeres aguerridas, convencidas de la dignidad de SER MUJER, capaces de hacer y cambiar la historia, se presenten desmanes y destrozos del patrimonio como lo ocurrido en Bogotá en la pasada celebración del Día Internacional de la Mujer.
Es muy triste desdibujar lo femenino que debe estar cargado de esperanza, virtud y por supuesto de VIDA. No puedo concebir que igualdad sea sinónimo de deterioro y agresión, porque en mi camino me he cruzado con tantas mujeres: madres, hermanas, esposas, hijas, luchadoras incansables por la verdad, víctimas de los atropellos de una sociedad injusta que se desgarra en el sinsentido de una guerra vana, ellas desde su verdad y dolor claman por la justicia, el perdón, el desarme incluso de los corazones, es decir, por la reconciliación.
En qué cabeza cabe que en nombre de la sororidad ahora nos vamos a convertir en elementos de violencia y destrozos. ¿De cuándo acá el ser víctimas de violencia y feminicidio, abanderando la defensa de nuestra vida, da derecho a sobrepasar los límites de respeto por el otro y exclusión de todo aquello que es diferente? ¿Con qué autoridad podemos pedir que nos escuchen cuando con actos de destrucción estamos ingresando en el círculo del uso interminable de signos que vivifican la violencia y la desproporción de la fuerza mal utilizada que lleva a perpetuar la cultura de la muerte?
Hoy, en nombre de lo femenino que es fuerza y a la vez ternura, lucha que genera vida y esperanza, les invito a pensar en la grandeza de ser mujer dadoras de amor que reconstruye, que anima y transforma el mundo desde la acogida, la solidaridad, la construcción de lazos de unidad en medio de la diversidad, la concertación en la diferencia, el respeto por la dignidad propia y del otro, capaces de romper historias de violencia y desazón por un mundo más humano.
Mi invitación es para que nos convirtamos en sinónimo de paz, de solidaridad, respecto sana convivencia y equidad, para que enseñemos a las nuevas generaciones a ser signo de empoderamiento y desarrollo No-violento.