Permítanme que hoy les cuente el caso de varios amigos y sus familias. Conversaciones que he tenido en las últimas semanas y que han sido la inspiración de esta columna. Empiezo por Julián, amigo mexicano, del DF, nos conocemos por temas profesionales desde hace 20 años, y aunque sólo nos hemos visto en persona un par de veces, mantenemos una relación laboral cercana. Periodista audaz y padre de Paola, de 11 años.
Hace unos días, la niña al volver del colegio le preguntó a su padre que por qué viajaban a España con relativa frecuencia (tienen familiares allí), si los españoles habían sido tan malos con los mexicanos hace muchos años. Julián, quien también es historiador, intrigado, le siguió tirando de la lengua a la hija, que le comentó que en el colegio habían hecho un trabajo sobre la conquista de México por los españoles y el profesor les decía que Hernán Cortés y sus huestes fueron unos genocidas de millones de indios. Y de ahí en adelante todo el discurso indigenista tantas veces escuchado del populismo de López Obrador.
Tras varias conversaciones en esa línea, Julián fue al colegio para interesarse en primera persona de la línea ideológica que marcaban en sus clases de historia. El rector le comentó lo que más o menos se imaginaba, que el colegio (privado) seguía una línea argumental de la Secretaría de Educación Pública (el Ministerio), aunque lógicamente cada profesor tenía un cierto margen de libertad de cátedra para desarrollar la materia; y en el caso del maestro en cuestión, tenía su particular versión de los hechos históricos. Nada que hacer.
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Historia y manipulación
La historia es tan amplia y con tantos matices, que se presta para contarse desde ópticas muy subjetivas sin faltar a la verdad, o al menos a toda la verdad. Las medias verdades son las peores mentiras porque arrastran una alta carga de intencionalidad. Si sólo cuentas la versión o la parte de la historia que te conviene, no eres un historiador, eres un propagandista. Eso no pasa con las matemáticas o la física. Por eso es tan importante el controlar el relato de la historia. Y los que mandan bien que lo saben.
Otro caso de aula polémica en España. Mi amigo Óscar me escribía el otro día para contarme que su hijo Pablo, de 6 años, llegó algo nervioso y exaltado a casa porque en clase de sociales habían tenido una charla sobre géneros (ya van por más de 30: Lesbiana, Gay, Transexual, Bisexual, Polisexual, Pansexual, Omnisexual, Scoliosexual, Demisexual, Grisexual, Asexual, Poliamoroso, Intersexual, Agénero, Genero Fluído, Bigénero, Trigénero, Pangénero, Andrógino, Intergénero, De sexo no ajustado o non conforming, Homorromántico, Birromántico, Panromántico, Arromántico, Antrosexual, Queer, entre otros, pero no sigo citando todos para no enredarnos.
En resumen, el niño se quedó con la idea de que los hombres pueden llegar a ser peligrosos y potencialmente violentos contra las mujeres y los niños. Y que eso era necesario corregirlo socialmente, había que reeducar a los hombres para que no le hagan daño a sus parejas. Es importante resaltar que Pablo tiene sólo seis años. Su padre, indignado por el adoctrinamiento de género, fue al colegio a quejarse a la dirección del centro, pero a día de hoy, nada de nada, y no creo vaya pasar. La ideología como martillo familiar.
Talibanes de causas nobles
Y termino con otro caso cercano en Colombia de ayer mismo. No doy el nombre porque es un personaje muy conocido de la vida política y me comentó que mejor no le citara. De nuevo, en otro colegio privado. Clase de ciencias naturales, 7º nivel. Debate sobre el Cambio climático. Mi amigo me contaba que la hija de su esposa, 13 años, se ha vuelto una “talibana del medio ambiente” (palabras textuales), que no entra en razón, que procura evitar usar cualquier producto hecho con plástico. A niveles tan extremos que roza lo ridículo, como por ejemplo que quería negarse a poner una vacuna contra la fiebre amarilla porque la jeringa era de plástico. Obviamente llevar el activismo al radicalismo, está cambiando la personalidad de la niña, quien ve en Greta Thunberg un modelo de vida a seguir. Una especie de Mesías, y así está el mundo con Mesías de medio pelo.
No hay nada más de moda en las aulas que el ecologismo y su nueva visión catastrofista del planeta y tenebrosa de la vida misma. Cualquier cosa que haga el ser humano nos va a matar en menos de 20 años. Y en este ambiente populista todo se presta para meter la carga subjetiva y la doctrina que ustedes se puedan imaginar. Porque ya no es una teoría científica, es un dogma de fe del que no se puede ni medio cuestionar sin sufrir el acoso de la masa.
Sesgos intencionados
Lo realmente triste es que los profesores de Paola, de Pablo y de la ‘hijastra’ de mi amigo político, saben perfectamente que están sesgando a sus alumnos. Inoculando sectarismo y odio irracional sobre el que piensa distinto. Estos maestros de la vida y de la nada, cuentan sólo una parte del cuento, la que les interesa. Obviando los cientos de cosas positivas que llevaron los españoles a América, ocultando el detalle de que hay millones de hombres que no son violentos (el 99% según las estadísticas) que no maltratan a sus esposas; y por supuesto, también ignoran los usos positivísimos que tiene el plástico en nuestras vidas. A la hija de mi amigo nunca le contaron como el plástico revolucionó la industria de tal manera que parte de éxito económico del siglo XX, fue por su aplicación masiva y el abaratamiento de los costos en todas las industrias y usos.
Estos maestros sectarios se quedan únicamente con la cara negativa de las cosas, con el detalle malo que quieren destacar para reforzar sus tesis. En muchos casos se pegan de anécdotas para manipular y modelar las mentes de nuestros jóvenes. Coartando su libertad de pensamiento.
Alta política
Lo realmente preocupante es que estas políticas de ideologización no son ocurrencias de tres o cuatro maestros con iniciativa. Es algo más calculado y estructurado. Desde los poderes públicos se fomentan planes de estudios acordes a sus intereses y se proponen profesores sectarios, que en lugar de despertar el espíritu crítico e investigativo de los jóvenes, quieren lo contrario. Una juventud aborregada, monocolor, que repita los 3 o 4 mantras facilones que quieren implantar como conductas únicas en la sociedad. Sin estudiar, sin investigar, sin cuestionarse las cosas. Sólo repita y repita. Trague y trague.
Esto tampoco es nuevo, no nos escandalicemos porque desde las instituciones educativas se busque adoctrinar. Ha pasado desde los antiguos griegos hasta la Alemania nazi. De siempre la universidad y las escuelas fueron una fábrica de pensamiento, en muchos casos revolucionario y contrarrevolucionario. Las ideas son un motor tan poderoso que el que controla el mensaje, y convierte en doctrina, es quien maneja el relato de los hechos, y por consiguiente, el pastor que domina el rebaño.
Lo que sí es relativamente novedoso es la edad en la que están metiendo su carga ideológica. Ahora es desde la más tierna infancia. Cuando el niño es más vulnerable a la propaganda pues aún no tiene la capacidad de pensamiento y raciocinio totalmente desarrollada. Y las nuevas tecnologías son el aliado perfecto para profundizar en sus inocentes mentes.
Familia o esfera pública
Este debate traspasa la polémica de la esfera del ámbito familiar o público. ¿Por qué un colegio tiene que decirle a un niño de 6 años con quien es ‘natural’ acostarse y con quien no? ¿Marcar al buen o mal ciudadano en función de sus hábitos de reciclaje? O igualmente, ¿Quién fue buen o mal colono hace cinco siglos en base a unos conceptos de los derechos humanos tan alejados a la moral actual?
¿Con qué finalidad adoctrinan a los jóvenes? ¿Hay espacio en la sociedad para el pensamiento libre o, incluso, para el disidente intelectual? Preguntas que quedan en el aire.
No es posible hablar de educación sin valores, como tampoco es posible hablar de cultura sin ideología. De la misma manera que los valores modelan y le dan sentido a la educación, las ideologías le dan forma a la cultura de los pueblos. Es la ideología la que permite unir el entorno de la persona con su propia identidad, es el puente entre lo macro y lo micro social, que brinda una explicación del mundo en que vivimos.
Peligros varios
Los sistemas educativos de los países occidentales están reglamentados por una serie de principios que responden a un modelo ideológico preponderante. El peligro de estos modelos ideológicos subyace en el reduccionismo, que puede llegar a sumir a una comunidad en algo menos que el oscurantismo intelectual.
La relación que existe entre ideología y valores es muy íntima e inseparable. Sin debate social, sin el razonable derecho a la discrepancia, sin libertad de expresión o de pensamiento, la sociedad se empobrece, y creo exactamente que esto es lo que nos está sucediendo con esta generación.