Una gran controversia, pero sobre todo una preocupación de enormes proporciones ha causado la intención de patentar la fórmula de producción de la panela en Colombia, pues ya se encuentra en trámite una solicitud de patente de invención frente a la Superintendencia de Industria y Comercio por parte del ingeniero Jorge Enrique González Ulloa, ligado al ingenio vallecaucano Riopaila.
La patente busca conservar los policosanoles, es decir, los alcoholes derivados del proceso, mediante un producto nuevo, que básicamente es el mismo proceso de producción de panela basado en caña de azúcar.
Una patente de invención otorga explotación exclusiva o con autorización del titular por 20 años sobre un producto o un proceso que, por lo general, ofrece una nueva manera de hacer algo o una nueva solución técnica a un problema. En este caso y a nuestro juicio, no hay nada novedoso al respecto.
Sobre las patentes, es la Superintendencia de Industria y Comercio la entidad encargada de adelantar estos procesos, que por lo general duran dos años en ser verificados, se entregan solo a nuevos inventos, es decir, a soluciones novedosas, que no existan y que no resulten ser obvias. Ante esa entidad en los últimos 19 años han sido solicitadas más de 13 patentes, sobre el tema panelero.
La panela tiene historia en nuestro país desde la llegada de la caña de azúcar y la instalación de los primeros trapiches en el siglo XVI.
Con ello se dio el surgimiento de toda una cultura basada en la tradición de un trabajo duro arraigado sólidamente en todo el país. Por lo tanto, el proceso de producción de panela en su integridad hace parte de nuestra cultura y es un legado que perdura de generación en generación gracias a la vocación y el esfuerzo de las familias paneleras.
Según cifras de FEDEPANELA, la producción panelera está presente en 29 departamentos y en 511 municipios de nuestro país, con 20 mil trapiches y una extensión de 238 mil hectáreas de área sembradas con caña que, generan 45 millones de jornales al año, 380 mil empleos directos y 500 mil indirectos en una actividad económica de la que dependen 350 mil familias colombianas que, representan el 12% de la población rural económicamente activa. Colombia, es el primer consumidor del producto en el mundo y el segundo productor a nivel internacional.
De otorgarse tal patente, las 350 mil familias dedicadas a esta actividad en nuestro país tendrían que pagar por las licencias de uso de un procedimiento que ya viene siendo utilizado por los productores de panela desde hace más de cuatro siglos.
El mercado de los paneleros sería entregado a los grandes ingenios azucareros para que ellos sean quienes produzcan en adelante la panela, lo que, sin duda, seria una grave violación a la Ley 40 de 1990 y entregando toda una tradición ancestral al poder económico de los ingenios.
Y es que este renglón económico a pesar de las dificultades ha logrado posicionarse gradualmente, tanto así que la exportación de panela colombiana ha crecido un 104% entre 2015 y 2019 y este año su crecimiento ha sido de un 30%, sin duda, eso hace que sea llamativo para los intereses privados que quieren “correrle la butaca” a como dé lugar.
Pero los paneleros no están solos, quienes conocemos de cerca este renglón económico y provenimos de regiones productoras, reconocemos su enorme esfuerzo por subsistir e impulsar su tradición, por ende, no permitiremos que sobre ellos recaiga cualquier amenaza que ponga en riesgo su permanencia.
Por eso, hemos presentado una proposición para convocar en los próximos días un debate de control político en la Comisión Quinta del Senado al Superintendente de Industria y Comercio, Andrés Barreto, al Ministro de Comercio, José Manuel Restrepo y al Ministro de Agricultura, Rodolfo Zea, para que le respondan al país sobre los posibles efectos que causaría patentar la panela y sobre qué están haciendo las entidades del Gobierno para proteger a las 350 mil familias paneleras.
¿Será que la avaricia de la empresa privada les producirá después interés en patentar la mazamorra, el sancocho y el ajiaco?