¡La soberanía es popular!

El pueblo, constituyente primario, se pronuncia en las urnas y en las calles. En las urnas votamos por un cambio y en las calles lo exigimos.

Desde las primeras marchas contra el entonces presidente Iván Duque, millones de colombianos mostramos que queríamos un cambio. Las reformas de 2021, que golpeaban la canasta básica familiar, encendieron el estallido social que, en 2022, con el cual propiciamos el cambio en las urnas.

Todo cambio tiene  obstáculos en el camino. Para unos, el cambio es inaceptable y es mejor que las cosas se queden tal como están; para otros, el cambio va muy lento y lo quieren de inmediato. Y en los extremos de ambas posiciones surgen fanatismos que hacen mucho daño.

Pero en la presente coyuntura, la inconformidad, impaciencia y malestar no es con la Corte Suprema de Justicia, sino con la Vicefiscal Mancera, que es la perpetuación del nefasto Francisco Barbosa, de lejos el peor Fiscal General en la historia de Colombia, no sólo por los resultados nulos de su gestión en materia de asesinatos de líderes sociales y excombatientes firmantes de los acuerdos de paz, sino por la descarada politización del ente acusador. Y esa situación no puede seguir igual.

El hecho que la Fiscalía General de la Nación quede en manos de una persona denunciada en varios medios de comunicación, tradicionales y alternativos, por el tema de los “narcofiscales”, resulta impresentable. Esto no puede pasar.

Lo mínimo que esperamos de la Corte Suprema de Justicia es que cumplan con su deber constitucional, pero también que no dejen a la Fiscalía en manos de una persona señalada de encubrir criminales. Ese no es el cambio que queremos; es tener más de lo mismo, pero peor.

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