La pintoresca escena de la caravana de más de 50 policías y dos carros del Ejército Nacional que escoltó las vacunas del Covid 19 mientras se les trasladaba del Aeropuerto de Sincelejo al lugar desde donde se les distribuiría para los centros de salud donde sería aplicada en este municipio, me recordó el capítulo de la telenovela San Tropel, en donde el alcalde (Cristóbal Marulanda), inauguraba en la plaza del municipio el primer sanitario que tendría aquel pueblo.
San Tropel era un municipio que no contaba con los servicios de agua y luz y su mandatario en el afán de no perder popularidad, se le ocurre la idea de viajar a una población vecina, para comprar un sanitario e inaugurarlo en la plaza del pueblo en medio de una fiesta, con la promesa de que muy pronto sería instalado el acueducto.
Tal extravagancia se puede igualar a la escena vivida en la capital del departamento de Sucre, donde no sé a quién (alcalde, gobernador o presidente de la república), se le ocurrió la idea de ponerle esquema de seguridad con carros, policías y dos camiones del Ejército a unas vacunas. Ese show demuestra una vez más lo provincianos que somos en Colombia.
Así mismo se vio al presidente de la república, algunos miembros de su gabinete y a uno que otro mandatario local, haciendo el ridículo tratando de aparecer en fotos y videos en el lugar donde se aplicaron las primeras vacunas.
¿Qué necesidad había de que el presidente, la vicepresidencia y los mandatarios locales se hicieran presentes en el momento que se aplicaron las primeras vacunas?; ¿es que acaso el verlos reforzaba la efectividad de las dosis?; ¿Cuánto costó la caravana de acompañamiento en Sincelejo? En ningún país del mundo se han visto las excentricidades políticas que se han vivido durante los últimos días en Colombia con este asunto.
En un acto de estos los únicos personajes de Gobierno a los que se les justifica su presencia son el ministro de Salud por un lado y el secretario de Salud del lugar del municipio o ciudad, el resto no son necesario porque se trata de un acto médico. Nada tiene que hacer un mandatario ahí y mucho menos hacer la pantomima de que está cargando una caja.
Hechos como estos señores mandatarios, no dan vergüenza pero si dan risa, porque más que dirigentes parecen payasos en medio de un circo.
La vacunación contra el Covid 19, es un hecho de carácter médico que debe ser tratado con total seriedad. Esto no debe prestarse para los ridículos que acostumbran hacer los políticos en Colombia, que insisto, más que vergüenza, provocan risa, la misma que causó la escena de la inauguración del primer sanitario en el pueblo de San Tropel.
Yamile Vanegas
Directora
Fundación Acuerdos Por la Paz