Antes de que el título de esta columna genere malas interpretaciones, quiero reiterar que el lavado de manos sigue siendo una de las principales estrategias de protección y prevención contra el contagio del COVID-19 y que no podemos dejarlo como se han dejado otras medidas. Ahora bien, esto no puede convertirse en la excusa perfecta para que el Gobierno Nacional se ‘lave las manos’ a la hora de hablar del fracaso de sus políticas y evadir sus responsabilidades.
Recordemos que Colombia cerró sus primeros acuerdos de adquisición de vacunas con las farmacéuticas AstraZeneca y Pfizer para los días 16 y 17 de diciembre respectivamente; varios meses después de que varios países de la región hayan asegurado sus insumos de inmunización.
Tras la suscripción de estos acuerdos, rápidamente el presidente Iván Duque en su acostumbrada aparición vespertina sacó pecho y anunció el inicio de la vacunación de prueba para la última semana de diciembre y de la vacunación masiva en el país para inicios del 2021. Sin embargo, a medida que fueron pasando los primeros meses del presente año quedó en evidencia que lo único rápido fue el bombo que se dieron, pero sobre el inicio de la vacunación mintió.
Llegó así la primera lavada de manos: “no dijimos que en enero, sino que en febrero” es lo que nos quieren hacer entender hoy, señalando además que lograron empezar antes de la fecha prevista. Pero bueno, se logró empezar a mediados de febrero y bien dice el adagio popular que más vale tarde que nunca. El problema es que se acostumbraron a hacerlo todo tarde.
Según las metas del plan nacional de vacunación publicado por el MinSalud, para finales del mes de marzo aproximadamente 3.5 millones de dosis debieron haber sido aplicadas, pero lamentablemente nos rezagamos y tuvimos que “celebrar” con el presidente haber alcanzado los 2 millones de vacunas aplicadas. Parece que nadie notó que se nos hizo tarde con la medio bobadita de 1.5 millones de dosis.
Aquí surge una pregunta ¿Por qué se nos está haciendo tarde? La infraestructura de las regiones probó funcionar de manera efectiva, pues hasta ahora casi todas han ido cumpliendo con la aplicación de las dosis que les son asignadas, a excepción -claro está- de los periodos en los que no reciben vacunas. Y en este punto puede que alguno de mis lectores se pregunte ¿Cómo así? ¿Es que hay momentos en los que no reciben vacunas? Es justamente ahí donde está el problema.
De las grandes negociaciones que han sido anunciadas por el presidente Duque, el ministro Ruiz y el viceministro Moscoso a sol de hoy no se ha recibido una sola dosis directamente de la negociación de AstraZeneca (la primera en ser anunciada), solo el 1.81% de las dosis del mecanismo Covax y apenas el 6% de lo negociado con Pfizer.
A esto hay que agregar que tampoco se han recibido dosis de las negociaciones que se cerraron con las farmacéuticas Moderna y con Janssen. En este orden de ideas lo único que ha mantenido a flote el plan nacional de vacunación es el primer acuerdo que se cerró con Sinovac, que ya alcanza el casi el 99% de entregas. Y seguramente el segundo acuerdo con ese laboratorio, que anda retrasado un par de días, seguirá salvando el Plan de Vacunación en Colombia.
Claro, no podemos negar que el cumplimiento de los acuerdos no depende exclusivamente del Gobierno Nacional, pero sí podemos cuestionar cuales fueron las garantías que exigieron en la negociación, no hay que perder de vista que están en juego las vidas de miles de personas. El capital de la nación ha sido destinado a estos acuerdos con el único fin de preservar la vida y lograr una pronta reactivación de la economía, pero con el lentísimo paso al que avanza la vacunación, ni lo uno ni lo otro.
Y ahora como por si fuera poco se lavan las manos una vez más al permitir que privados puedan comprar y aplicar sus propias vacunas. A mi parecer es totalmente inaudito que un privado y su dinero en un banco logre una mayor capacidad de negociación que el Estado colombiano. Adicionalmente me surgen dos dudas de este absurdo escenario ¿el gobierno nacional dilató la llegada de las vacunas para que la acción de los privados pareciera necesaria? O ¿tuvimos que enfrentar una de las crisis más complejas de la historia de este país liderados por unos incompetentes?
Ojalá que los acuerdos a los que se llegó con AstraZeneca, Pfizer, Moderna y Janssen avancen con más agilidad y la llegada de esas vacunas permita por fin hablar de una vacunación masiva. Hasta que eso suceda de manera muy respetuosa le pido al Gobierno Nacional que deje de ‘lavarse las manos’ con las salud de los colombianos.