Si hay algo puro y honorable es el deporte. Donde los mejores compiten en busca de la gloria. En llevar al extremo la exigencia de su cuerpo, con unos valores y un afán competitivo admirable. Eso es mientras el dinero y los políticos no le ven el interés. Cuando se dan cuenta que el deporte se vuelve una industria y una fábrica de sentimientos que mueve a millones de personas, todo se corrompe igualmente.
Muchas veces se ha utilizado el deporte con oscuros intereses políticos, desde la antigua Grecia, a los boicots de naciones a los Juegos Olímpicos… o la propia Alemania nazi con Hitler. Más recientemente, la pobredumbre moral se ha apropiado del COI, FIFA, UEFA, Conmebol… y ya alcanza a algunos de los clubes de fútbol más importantes del mundo… y a otros deportes mediáticos que mueven millones de dólares. Corruptela pura y dura.
Permítanme que empiece con una anécdota personal. Allá por 2005, trabajando para un periódico en España, fui a cubrir como periodista la Asamblea del Comité Olímpico Internacional (COI) que se celebraba en Singapur, y en la que se elegía la ciudad sede de los Juegos Olímpicos de 2012. Cinco grandes capitales en disputa: Londres, París, Madrid, Moscú y Nueva York. Madrid y Londres partían con cierta ventaja en todas la quinielas.
Manejos en la sombra
La tarde anterior a las votaciones, y tras las presentaciones de las candidaturas, tuvimos un coctel en el hotel con autoridades españolas y ya se mascaba la tensión. Hablando con el ministro de Asuntos Exteriores, y con un altísimo dirigente del COI, off the récord, tenían la certeza de que Londres ‘ganaría’ por un estrecho margen (un voto). Ellos ya sabían. Les quedaba una última carta a la desesperada: visitar la delegación de Israel, que era la que al parecer tenía su voto más en el aire. Allí se fueron para intentar ‘persuadir’ a los israelíes, pero no les fue demasiado bien. Ya estaba todo decidido. Llegaron tarde.
El resto es historia conocida. En la tercera ronda de votaciones, Madrid perdió por un voto como ya esperábamos. Según los técnicos y expertos en olimpismo, la candidatura más completa era la de Madrid. Supongo que no ofrecieron lo suficiente para que ese favoritismo se plasmara en el éxito de la candidatura. Todos los que estábamos allí vimos el descaro y poco decoro con el que se compraban voluntades. Nadie me lo contó, yo mismo lo viví.
Londres, gana los Juegos Olímpicos de 2022 con polémica
Pocos meses después se supieron de muchas más irregulares en las votaciones y el presidente Jacques Rogge dejó el COI tras los Juegos de Londres, precisamente. También se filtró que entre 2003 y 2004, Tony Blair, primer ministro británico, se recorrió África de arriba abajo haciendo el lobby correspondiente. Así funcionan las cosas. No obstante, reconozco que aún era joven inocente por esas épocas, y para mí resultó un duro golpe con la realidad del mundo y la política.
Fantasmas en FIFA
Cinco años más tarde, pasó exactamente lo mismo con el comité ejecutivo de FIFA, en Suiza, que elegía de una vez las dos sedes de los mundiales de fútbol de Rusia 2018 y Qatar 2022. Y nuevamente, África tuvo un papel fundamental, como refleja el interesante documental ‘Los entresijos de FIFA’, de Netflix, donde sale a la luz toda la corrupción en el máximo organismo del fútbol. Millones de dólares danzando para los presidentes de la confederaciones que agrupaban más votos. ‘Love is in the air’. Es evidente que llamarlo ‘Lobby’ es más elegante que decir soborno. Pero es lo que es a fin de cuentas. Estos grandes eventos se compran como en una subasta. Gana el que más paga.
El último escándalo internacional que ha saltado en estas semanas en el deporte es el denominado ‘BarçaGate’ o la presunta compra de favores arbitrales por parte del F.C. Barcelona en las últimas dos décadas en la Liga española. Sí, leyó bien, dos décadas, 17 años: cuatro presidentes que salpican a ese club, a LaLiga Profesional más seguida del mundo, a la Federación Española de Fútbol y, por supuesto, a los árbitros. Y nadie supo nada en todo ese tiempo. Increíble de creer. Más de siete millones de euros ‘in the air’, y muchas contradicciones y excusas baratas que están empezando a salir a la luz.
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17 años de pagos con facturas, (eran unos corruptos muy formales) al número 2 de los árbitros para mejorar la ‘percepción’ del Barça en el estamento arbitral, y unos informes ‘fake’ que bien los podría haber hecho un niño de 10 años. ¿Con qué finalidad le pagas 7 millones de euros durante dos décadas a la persona que decide las carreras de los árbitros? La persona que dice quien se queda en Primera división, arbitra partidos internacionales o simplemente baja a Segunda o Tercera categoría. El Barça, como no puede ser de otra manera, lo niega, pero lo que no saben ellos es que el resto de mortales no somos tan idiotas de creernos que hacían pagos millonarios al que controla los árbitros por y para nada.
Desafección del público
No sé si les sucedió con el Mundial de Qatar, pero a mi me dio bastante pereza seguir los partidos tras advertir que todo fue un teatrillo de dinero, en los despachos y sobre el césped. Un lobby con ‘final feliz’ por parte del emirato, que involucrando a Francia y a sus ex presidentes Sarzozy y Macron en el ‘ménage à trois’, se robó el Mundial, e hicieron lo que les dio la gana. A FIFA no les importó las denuncias contra los derechos humanos en ese país, o la persecución contra los homosexuales. Y nuevamente todos calladitos y a cobrar. Poderoso caballero es don dinero.
La corrupción en el deporte sigue y seguirá existiendo, lamentablemente. ¿Hay dinero? Hay corrupción. Esa es la ecuación que nunca falla. Da mucho asquito la cosa. A uno le roban, también, la ilusión de emocionarse con el deporte. Y me temo que esta sensación durará en millones de aficionados a la Liga española, al menos, hasta que los corruptos, o los que quieren ganar con trampas, acaben en la cárcel como pasó en Italia. El ‘Moggigate’, caso similar al del Barça, terminó con Luciano Moggi, director general de la Juventus, con una condena de 5 años en prisión, y la Juve descendida de categoría. No hay que perder la esperanza en la justicia, es de lo poco que nos queda.