Los retos de Galán

Muchos son los retos que tiene el nuevo alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, y concuerdo con quienes consideran que la movilidad y la seguridad son los más grandes y en donde tendrá que tomar decisiones desde el momento de su posesión, porque son temas que no dan espera y que tienen desesperados a los ciudadanos.

Me gusta la prudencia con la que asumió el proceso de empalme con Claudia López, porque no se dejó tentar por la calentura del debate que suele estar a la orden del día ni por las decisiones de última hora que, con un claro ánimo provocador tomó  la administración saliente como por ejemplo,  firmar la contratación de la ciudadela educativa de Suba y la continuidad del proceso de licitación del Corredor Verde entre la calle 100 y la Calle 32, muy a pesar de las solicitudes que hizo Galán para que se le permitiera revisar estos proyecto una vez tome posesión del cargo.

Ojalá que mantenga la misma prudencia durante su período como alcalde de Bogotá y no caiga en las provocaciones de quienes no han entendido que su tiempo ya pasó y que son otras las ideas que hoy gobiernan. Que se llene de calma y no permita que el presidente Gustavo Petro se dedique a amargarle su administración con cada obstáculo que lance para la ejecución de obras de gran infraestructura en Bogotá como el metro, los regiotram o la ampliación de la Avenida Boyacá, por ejemplo.

Otro grande reto que le espera a Galán, es el de trabajar por una educación pública de calidad en primaria y secundaria, donde a pesar de los grandes esfuerzos que han hecho las últimas administraciones en la capital, esta continúa siendo deficiente. Ojalá que tanto el alcalde como su secretaria de Educación sean conscientes de que no sirve de nada tener colegios con edificios faraónicos, si los resultados de la enseñanza no son buenos.

En educación lo que importa no es lo hermoso de la edificación donde se imparten las clases a niños y jóvenes, sino el éxito en la enseñanza y esto va de la mano de contratar más y mejores maestros e implementar una metodología que incentive en los estudiantes las ganas de aprender.

No podemos olvidar tampoco la necesidad que tiene Bogotá de trabajar en los barrios de estratos 1 y 2 en las localidades de Suba, Ciudad Bolívar, Kennedy, Bosa, Usaquén, Tunjuelito, etc.,  pensando además en brindarles la posibilidad de ayudar a esta población a mejorar las condiciones de vivienda, dándoles acceso a los servicios públicos pero sin caer eso sí en las extravagancias de Enrique Peñalosa, quien cree todavía que con pintar con colores fuertes a la fachada de las casas en las zonas periféricas de la ciudad, se le cambia la cara a estas zonas.

Está también el reto de dotar a la ciudad de una mejor y mayor tecnología para lo cual debe trabajar de la mano con la empresa privada, en lo que no tengo la menor duda que sabrá hacer una buena gestión.

Quizá otro de los retos que tiene es el de no dejarse distraer por los debates en las redes, en los que sin duda alguna sus adversarios le lanzarán anzuelos, y en el que no faltarán los exalcaldes reclamando como propia la concreción de una obra, y en donde no me cabe la menor duda, estará también Claudia López, de quien esperaría se dedique a cumplir su papel de exalcaldesa y entienda que su tiempo ya pasó.

Mis mejores deseos para el nuevo alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, a quien recomiendo hacer un llamado a los bogotanos a calmar las ansias y que entiendan que la concreción de un buen trabajo requiere de tiempo y que no se pueden pedir milagros que lleguen de la noche a la mañana, mucho menos en temas como la movilidad y la seguridad donde la ciudad en los últimos cuatro años parece haber claudicado.

@sevillanojarami

Encuentre aquí más columnas de Oscar Sevillano