El pasado 18 de agosto, más de 640.000 jóvenes se dieron cita para presentar las pruebas SABER 11, sin embargo, algunos no corrieron con la misma suerte, pues ante la situación de orden público que vive la subregión del San Juan, en el departamento de Chocó, afectó a 2 mil estudiantes que no pudieron presentarlo, precisamente ahí radica la intención de esta columna, las diferencias abismales que hay entre el centro del país, y la Colombia profunda.
Para muchos estudiantes es la oportunidad de cumplir sus sueños y estudiar la profesión que siempre desearon, pero para otros es un simple requisito para finalizar el año; Según un estudio realizado por la Universidad del Rosario, solo 4 de cada 10 estudiantes que terminan el bachillerato logran acceder a la educación superior, y esto se debe en parte a la baja cobertura que tienen las Instituciones de Educación Superior (IES) a nivel nacional.
Y es que el mismo estudio revela un dato esperanzador pero contrario a la realidad colombiana, ya que muchos jóvenes si desean estudiar, pero no cuentan con los recursos económicos o ayudas suficientes por parte del estado, es tan así que de 55.000 personas que presentaron las pruebas saber el “97 % manifestó que desearía continuar estudiando y el 77 % indicó que le gustaría continuar con una carrera universitaria”, lo que significa que nuestros jóvenes creen en la educación como parte del cambio en nuestro país.
En este aspecto, es fundamental el papel que cumplen los familiares y las instituciones de educación media, que deben hacer un seguimiento riguroso a las fortalezas y debilidades del estudiante y de acuerdo a estos aspectos enfocar al menor para que así pueda escoger una carrera de su agrado y evitar una posible deserción.
Pero el problema no radica aquí exactamente, pues como lo decíamos en líneas anteriores, los jóvenes quieren estudiar, el inconveniente está en la poca cobertura de la universidad pública, que aparentemente es gratuita, pero es bien sabido que estudiar no es solo pagar un semestre, pues hay que alimentarse, suplir la vivienda y el vestido. Por otro lado, el precio del semestre en algunas universidades privadas es imposible de pagar, relegando así a quienes no pudieron ingresar a la universidad pública y que tampoco pueden costear un semestre en una universidad privada.
Considero que ese es uno de los retos de la educación superior, idear la forma que los estudiantes tengan una posibilidad de acceder a la educación superior con créditos más flexibles, con valores de matrículas que en verdad se asemejen a la realidad económica que está viviendo el país y que desde el Ministerio de Educación exista una preocupación por brindar una educación de calidad en cada rincón del país, para que podamos medir con la misma vara a todos los jóvenes de Colombia sin importar su condición económica o social, solo así el famoso “ICFES” se convierte en una medición justa de la calidad educativa en el país.