Las redes sociales se vuelven cada vez más en un protagonista activo en la sociedad, su espectro de usuarios puede cubrir desde personas que promueven movimientos sociales hasta grupos terroristas que hacen ejecuciones en vivo. Se han convertido en una herramienta para denunciar, transmitir ideas, compartir esperanza o miedo, según sea el caso o la intención.
El hashtag S.O.S. Colombia fue tendencia en Twitter a nivel mundial, es curiosos como una cadena de texto de tan solo 14 caracteres (11, dependiendo como se escriba) fue capaz de hacer pronunciar a diferentes organismos internacionales y figuras reconocidas sobre la situación en Colombia, pedían que se detuvieran los ataques violentos y abuso de parte de las fuerzas públicas.
Durante una semana en el desarrollo de este paro, hemos visto una infinidad de fotos y videos en los que se denuncian abusos y lo que serían comportamientos cuestionables de parte de la policía y el Esmad.
En el otro extremo se ven a vándalos atacando a uniformados o destruyendo determinada estación de transporte o puestos de la policía. Las redes sociales ahora más que nunca son una herramienta importante para moldear el discurso y la opinión, especialmente cuando se trata de hechos de interés e impacto social, económico o político.
Las redes sociales a pesar de ser grandes herramientas para compartir opiniones, hechos, denuncias y entretener, también, al igual que la humanidad, tiene una cara oscura, una que nace y explota de esa misma inmediatez y falta de contexto que se presenta e inunda nuestras pantallas.
Todos estos días he visto un mar de desinformación, opiniones sobre hechos falsos o montajes y noticias falsas, los contenidos falsos van desde audios anunciando la intervención de grupos armados o ideológicos socialistas que están detrás de las marchas hasta videos que muestran una supuesta renuncia de Duque de su cargo como presidente.
Otros acusan falsamente de violación a un policía o muestran al “Esmad” destrozando la entrada del Banco de Bogotá para posiblemente hacer un robo. Todo lo anterior es falso.
La desinformación y el miedo son las dos cosas que más rápido se propagan por el universo, o al menos en este sector de forma azul, y muchas veces son consecuencia una de la otra, un matrimonio que ha cumplido cientos de décadas y que ahora se muda a las redes sociales, un sito ideal para vivir, con muchas habitaciones y pasillo que recorrer y ventanas para gritar. Y allí, en esa enorme casa digital también nosotros vivimos
Muchas veces olvidamos que el espacio que tenemos en las redes sociales es un espacio alquilado, no nos pertenece, somo usuarios-inquilinos de un servicio que nos dictamina ciertas reglas de juego, y en el que habitan otros tantos de cientos de miles de usuarios a los que nuestras acciones (desinformativas) impactan.
Mi invitación es a pensar que no todos lo que vemos en redes es cierto, ya muy confusos son estos tiempos para complicarlos más. Tomarse un momento para analizar lo que se ve y comparte es una forma de ayudar a una sociedad ya bastante fracturada.
Nota: en el caso de desinformación de un policía acusado de violar a una mujer, no se encontraron testimonios o casos denunciados, sé de casos en los que mujeres detenidas son manoseadas y morbosidades, pueden existir casos de abuso sexual pero el caso particular que comento es un contenido desinformativo.