La discusión sobre la circulación de patinetas eléctricas en Colombia, y particularmente en Bogotá, no es nueva ni debe tomarse a la ligera. Esta columna tiene un doble propósito: primero, recoger antecedentes normativos y contextuales sobre este fenómeno; y segundo, demostrar que estamos repitiendo errores ya vividos durante la última década. La historia parece cíclica, y la falta de memoria institucional y ciudadana puede terminar costándonos vidas.
La década que lo explica todo
En abril de 2015, el Ministerio de Transporte publicó la Guía de cicloinfraestructura para ciudades colombianas, un hito que permitió, por fin, contar con un documento técnico hecho desde y para nuestro contexto urbano. Bogotá, Medellín, Cali, Chía, Palmira y Montería aportaron sus casos, errores y aciertos. La guía se sustenta en cinco principios esenciales para una buena red de ciclorrutas: eficiencia, coherencia, confort, estética y, sobre todo, seguridad.
Un año después, la Ley 1811 de 2016, conocida como la Ley Probici, otorgó un nuevo estatus a la bicicleta en la normativa nacional. Estableció que los ciclistas podían usar cualquier carril, aún existiendo infraestructura exclusiva para bicicletas. Sin embargo, también recomendaba preferir el carril derecho y las ciclorrutas, como medida de seguridad ante el caos vial que caracteriza a nuestras ciudades.
En 2017, con el auge de las motos eléctricas, los comerciantes empezaron a promocionarlas como vehículos que podían circular sin matrícula, sin SOAT y, sobre todo, sobre ciclorrutas. Algo muy similar a lo que ocurre hoy. En respuesta, se expidió la Resolución 160 de 2017, que fijó límites de potencia y velocidad, y reguló lo que podía considerarse como bicicleta asistida. Fue un freno contundente a la venta indiscriminada de estos híbridos peligrosos.
Un año después, la Secretaría Distrital de Movilidad de Bogotá emitió la circular 006 de 2018, permitiendo la circulación de patinetas eléctricas por ciclorrutas, pero prohibiendo su tránsito por andenes y vías troncales del sistema BRT. La expansión fue tal que las empresas de préstamo de patinetas llegaron incluso a instalar estaciones dentro de portales de TransMilenio como se muestra en la siguiente imagen.

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