Estoy de acuerdo con la senadora Angélica Lozano cuando opina que Gustavo Petro es una mala persona, pero, no creo que hasta ahora se dé cuenta.
Es difícil creer que solo hasta este momento Angélica Lozano se dé cuenta de que Gustavo Petro es un ser egocéntrico, que piensa y está seguro que el mundo no sería lo mismo sin él. Todo el que está en la política sabe de la confianza y el inmenso amor que se tiene el líder de la Colombia Humana, como para que la primera dama de Bogotá, hasta ahora se dé cuenta.
Ese ego tan grande es el que no le permite a Gustavo Petro concientizarse que con cada trino que escribe en su cuenta de twitter, descalificando lo que hacen los demás e idolatrando lo que el mismo hace.
Por causa de ese inmenso amor hacia si mismo, Petro no se dio cuenta de lo mal que le quedaban las cosas que se ejecutaban durante su paso por la Administración Distrital, como por ejemplo las espantosas materas que se instalaron en la Carrera Séptima en el centro de Bogotá.
Aun así Petro quiere dar clases de buena gestión administrativa vía twitter a quien gobierna. Lo hizo durante la segunda alcaldía de Enrique Peñalosa y lo hace ahora también con la alcaldesa Claudia López y lo hará con todo el que llegue al Palacio de Liévano que él no pueda manejar como títere. Es por esto que le hubiera encantado tener a Hollman Morris en la Administración de Bogotá, para así el tener el poder de dirigir detrás de la silla.
A Petro, al igual que a Uribe, sólo le encantan los aplausos, detesta las críticas y a todo aquel que le llegue a ser siquiera una, se convierte en blanco de su fanaticada en twitter y de inmediato lo gradúa como su enemigo.
Para esto, Petro siguió el ejemplo de Uribe: creó un movimiento político donde solo él decide quien entra y quién no, quién aspira y quien queda en lista de espera y lo más importante, donde la doctrina a seguir sea Gustavo Petro y el ejemplo a seguir, también sea Gustavo Petro.
Junto a esto, también quiere ser el Jorge Eliécer Gaitán del Siglo XXI, ese que llena plazas con discursos veintejulieros, así no tenga nada para mostrar, más que una alcaldía llena de tropiezos y obras chambonas a medio hacer.
Habla de la presidencia de Iván Duque como si él lo hubiese hecho mejor, cuando la desgracia de la segunda vuelta presidencial de la campaña de 2018, es que no importa por cuál de los dos se votará, si por Petro o por el candidato de derecha, en todo caso se elegía mal, porque se estaba escogiendo entre un primíparo con suerte y un político de izquierda chambón y mediocre.
Es de todo esto que me cuesta creer que la esposa de la alcaldesa de Bogotá no se había dado cuenta, porque si hay algo que no tiene Angélica Lozano, es ingenuidad, así es que en serio senadora, no nos subestime.
No se le olvide mi querida Angélica que usted en calidad de concejal de Bogotá apoyó la alcaldía de Petro y le acompañó en su campaña por el primer cargo del país. ¿Se arrepiente acaso?