El mundo lleva un mes viendo un genocidio en la Franja de Gaza producto de un conflicto que lleva años y que, a pesar, de los llamados por buscar soluciones no se encontraron respuestas en la comunidad internacional y por el contrario la indiferencia ante estos hechos está causando una de las mayores violaciones de derechos humanos de la historia reciente.
Después de más de 30 días de bombardeos en la zona e incluso en escuelas, hospitales y en general contra la población civil los datos son alarmantes: por el lado de los Palestinos más de 10 mil muertos, más de 25 mil personas lesionadas y 1071 familias que tienen la tragedia de contar múltiples muertos en su núcleo, y por el lado de los israelíes más de 1400 muertos reportados.
Pero como si contar muertos y heridos no fuera suficiente para buscar salidas negociadas a este conflicto que solo ocupa titulares pero que también parece que por años ha caído en la indiferencia, la crisis humanitaria que deja estos días es desoladora: 1,5 millones de desplazados al interior del territorio, más de 220 mil unidades de vivienda parcialmente dañadas y 40 mil viviendas destruidas completamente.
Actualmente, las personas en la Franja de Gaza ni siquiera tienen opciones para una seguridad alimentaria y el consumo de agua desde que empezó la situación ha disminuido en promedio en un 92%, sin contar todos los problemas que se tienen por la destrucción del territorio en materia de salud, educación y vivienda.
Más allá de las diferencias políticas, religiosas o raciales lo que está en juego es la vida de miles de personas que quedan atrapadas en las decisiones de quienes quieren hacer la guerra o de quienes anteponen ideales de diferente índole, por eso hoy más que dar cifras que quedan en datos y llegan a la deshumanización quiero hacer un llamado a buscar salidas concertadas y negociadas que permitan superar la crisis de tantos años pero sobre todo que le permita a las personas de allí conocer otra vida y otra historia diferente a la de la violencia y los bombardeos.
En este sentido la postura del presidente Petro siempre ha sido la de buscar soluciones y de superar el conflicto que lleva por años este lugar, y al igual que él queremos que las ayudas humanitarias lleguen, pero más importante aún que lleguen las acciones enfocadas en por fin una solución verdadera para la reconstrucción de este lugar, que cesen las hostilidades, el genocidio y el desplazamiento.