El siete de agosto se conmemora la Batalla de Boyacá. Se enseña erróneamente que esta batalla puso fin a la gesta independista de la Nueva Granada, permitiría el Congreso de Angostura, (Ciudad Bolívar, Venezuela) que concluiría con la expedición de la ley fundamental, ratificada por el Congreso de Villa del Rosario de Cúcuta el 21 de octubre de 1821 con la creación de la República de Colombia, conocida por los historiadores como la Gran Colombia conformada por las provincias de Quito, Cundinamarca y Venezuela, actuales Estados de Ecuador, Colombia, Panamá y Venezuela. La Batalla de Boyacá es un mito histórico propalado durante dos siglos desde el centralismo bogotano. Los posteriores hechos incontrovertibles indicaran que la auténtica independencia colombiana no culminó en Boyacá, se necesitaría de adicionales batallas torales durante más de un año para que finalmente el 10 de octubre de 1821 la corona española cejara de ejercer soberanía sobre el territorio neogranadino, sellando la auténtica Independencia. Recientemente transcurrieron doscientos un años desde esa fecha.
La Batalla de Boyacá puso fin al dominio español en las coloniales provincias de Santa Fe, Tunja, Socorro y Casanare, pero aún restaban por ser liberadas del yugo hispano las provincias del occidente y del sur, Antioquia, Cauca, y las de la Costa Atlántica incluida la provincia Istmo de Panamá. Como lo refiere el ilustre médico, escritor e historiador cartagenero Pedro Claver Covo Torres en su libro La Verdadera Independencia (2020), la confrontación definitiva para la independencia de la Provincia de la Nueva Granada se logró con la recuperación de la Costa Atlántica de manos españolas, misión encomendada por el general Simón Bolívar al general venezolano Mariano Montilla con el apoyo de los oficiales José María Córdova, Hermógenes Maza, José María Carreño, Jacinto Lara y José Prudencio Padilla.
En palabras del doctor Covo Torres, uno de los acontecimientos más importantes para la independencia de la Nueva Granada lo escenificó la Batalla de la noche de San Juan, ocurrida el 24 de junio de 1821, en la Bahía de las Ánimas, costas cartageneras, cuando una flotilla ligera comandada por el Capitán José Prudencio Padilla cursó el Canal del Dique hasta la Bahía de Cartagena para situarse en el Fuerte de Manzanillo, hoy sede alterna del Gobierno Nacional, Casa de Huéspedes Ilustres. Con tamaña destreza el Capitán Padilla y sus valientes barrenaron once naos españolas fondeadas cerca a los muros del Arsenal, acción que permitió con el apoyo de la infantería criolla dirigida por el coronel finlandés Federico Tomás Adlercreutz, que Cartagena sede del Virreinato quedara incomunicada; según el Capitán Padilla morirían más de cien españoles, tres neogranadinos y habría 18 heridos.
La Batalla de la noche de San Juan aisló al Virreinato, motivó la rendición de las fortalezas de Bocachica y la capitulación del último Gobernador español, brigadier Gabriel de Torres y Velazco. La entrega de la Reina de los Mares a las tropas patrias se haría en ceremonia especial el 10 de octubre de 1821. El primer neogranadino en ingresar para recibirla fue el teniente coronel José María Córdova comandando 400 héroes del Batallón de Antioquia, ese día se arrió la bandera de la Patria. El regimiento español zarparía con destino Cuba para retornar jamás.
Cartagena de Indias fue la primera provincia neogranadina en declarase real y verdaderamente independiente de España en 1811, sería la última en ser abandonada por la bota española diez años después. Cartagena la Heroica es primer y último reducto de libertad. La verdadera independencia se lacró el 10 de octubre de 1821. Pasó el bicentenario sin rendir tributo a todos los héroes que tejieron la puntada final de la libertad. ¡Gloria…Gloria al Soldado de tierra, mar y aire! Sea este un llamado a la reflexión sobre el valor de repensar la historia.