A los que nos gustan los temas de sociedad y estilo de vida vivimos estos días de sobresalto en sobresalto. No sólo es que Mario Vargas Llosa, el afamado Nobel de Literatura, al que entrevisté en Londres hace ya 20 años, gracias a un programa de Rolex, se haya quedado compuesto y sin novia filipina. O que pudiera haberse arrepentido de su romance con la misma ya en 2021, cuando publicó en Letras Libres Los Vientos; “lo mio fue un enamoramiento de la pichula, no del corazón. De esa pichula que ya no me sirve para nada, salvo para hacer pipí”. ¡Ay Mario, espero que lo tuyo no sea contagioso y en su senectud mi esposo y su pichula quieran un romance a tu estilo!
La noticia saltó el 28 de diciembre – día de los inocentes- y sin saber si era verdad o mentira la noticia me dejó algo desolada. A mi, que me gusta don Vargas Llosa en este papel de hombre objeto de Isabel, tan tierno, tan accesible en los Photocalls, tan bien plantado en Masterchef, tan tío Mario en labios de Tamy… Como comprenderán, tuve que confirmar su veracidad con amigos muy de HOLA! (oráculo en el mundo en español de dimes y diretes de la alta sociedad española).
La mujer poderosa, por Almudena González Barreda
Pero no contentos con esa ruptura, la misma familia a los días me sobresaltó con otra noticia de igual calado. Tamy, la hija de la filipina, se ha reconciliado con su novio y nos ha dejado a todas estupefactas porque nos encantó ese momento en prime time de su amenaza a los tachos en un “nanosegundo en el metaverso”, y que su piedad fervorosa le había hecho rezar y pedir luces para discernir si obraba bien o mal. Si, soy una romántica piadosa en peligro de extinción. Tamara Falcó Preysler, hermana, puedes perdonar hasta setenta veces siete, pero búscate un hombre bueno, que de novios todos lo son. Un consejo de mi abuela María. Te lo regalo. De nada.
Familias reales
Igual todos estos personajes les suenan a chino. A este lado del océano los amantes del papel couché, poco imbuidos en las redes sociales, tenemos sueños – puramente superficiales- con pocas familias. Mis preferidas son las familias reales europeas; la mejor, la de Mónaco, por su estilo; seguida de la de Inglaterra, por sus escándalos; y la española, por propia. Aunque no me equivoco si les aseguro que lo más destacable de nuestra Familia Real es su discreción y por tanto, aburrimiento al que nos someten. Así que yo me he buscado dos familias que me entretengan: la de Isabel Preysler y sus hijos, siempre tan guapos y contenidos- educados, siempre en su sitio, limpios, bien vestidos, tan de apagar el extractor de humos de la cocina y suspirar aliviados un ¡por fin!… Y los Martínez de Irujo, En especial el joven duque de Huéscar y su mujer, que si bien son discretísimos, visten tan rematadamente bien que me inspiran siempre buenos sentimientos. Y cuando aparece el resto de la familia en la prensa, siempre me divierten y claro, admiro esas casas palaciegas tan llenas de historia.
El que empieza a aburrirme es Harry. Si, dejen que cambie de tercio. Harry. Enrique de Inglaterra. El otro. El segundo. El de Netflix. El de Megan. El de las borracheras, los 25 afganos y la meretriz que le desvirgó. Ese. El que ha cobrado 20 millones de euros por una biografía (En la sombra– en castellano- Spare – en inglés) en la que nos destripa lo que no leímos en la prensa de los tardíos años 90 y principios de este siglo, pero todos intuimos. Ese que piensa que donando millón y medio de los beneficios hace un bien mayor que todo el estiércol que esparce con sus declaraciones.
La decepción de Harry
¿Qué papel tienen los personajes públicos? Yo diría que el mismo que cualquiera de nosotros, pero que gozan del privilegio otorgado de ser referentes sociales y como referentes pueden servir y ser útiles o por el contrario, no aportar nada. En el caso de Harry, es de esos personajes que pudiendo hacer mucho, no ha hecho nada. Salvo dramatizar su vida y ofenderse por todo. ¿No creen?
Una infancia marcada por el divorcio de sus padres, el escándalo, la muerte de su madre y la frialdad de la Familia Real británica. Una juventud vivida de escándalo en escándalo (anoten que como él miles de niños ricos en todo el mundo se bebían la noche y esnifaban la vía láctea, porque andaban perdidos). Una familia que se lo quita de encima, y lo manda a la guerra a matar afganos, y él lo cuenta con normalidad, como cuando mis hijos me cuentan que han hecho diez kills en Fornite. Y varios noviazgos hasta dar con Megan. Y claro, Megan es divorciada, americana, actriz y mulata. (Nota: el color de la piel es una característica diferenciadora que no hace mejor ni peor persona y no conlleva ningún carácter peyorativo. Aclaración para los que se puedan ofender si lo leen) Y el acoso de la prensa es tal que hay que salir de Reino Unido.
¿Vieron el documental de Netflix? Mucho se ha escrito y no les compro nada. No sé si en Reino Unido son racistas o no. Seguro que algunos hay, igual que los hay aquí, en Alemania. Obvio que no nos van a matar por ser de otro país, de cabello más oscuro o tez morena, pero te hacen sentir mal. Te entiendo Megan. Pero la solución al racismo que vives no es odiar a la gente, a la Institución o a un país entero. De ese modo, sólo eres como ellos. La solución es ponerse un barniz de autoestima y humor, y compadecer al que desconoce, porque créelo, a él le da igual tu rabia y a ti la rabia te envenena. Megan, que estás en UK, no es USA (tu país, con un verdadero problema de racismo), donde un policía loco puede dispararte por tu color de piel si haces un movimiento en falso. Claro que también puede ser que lo que sentiste en la Institución no fuera racismo, sino simplemente que caías mal. Y eso… hay que hacérselo mirar. O que tanto acoso de la prensa sin recibir un dinero extra no te saliera a cuenta. Tu sabrás…
Problemas con la entrevista
Quince días después del estreno de su serie, Harry concede una entrevista para hablar de la famosa autobiografía, que en España salió por error el día 5 de enero y tuvo que ser embargada de inmediato porque en el resto del mundo saldrá mañana día 10, casi un mes después que la famosa serie. Yo lo veo todo muy planificado ¿Y usted? ¿Qué será lo siguiente? Un programa de cuentos infantiles, un viaje familiar a África, una embajada en la ONU, una carrera de Megan al Senado… Siempre haciendo caja, claro. Pesados.
Amigos lectores, saberse en situación privilegiada – todos en mayor o menor medida tenemos motivos para sentirnos privilegiados- no es sino un regalo de Dios, la vida, el cosmos o como quieran llamarlo, que se debe corresponder siendo útiles a los demás. A los que son menos privilegiados o a los que nos necesitan. Si no, ¿para qué tanto privilegio? Al final todos estos problemas de Harry, de Megan, de Isabel, de don Mario y de Tamy no son más que el devenir del pobre niño rico que no sabe bien qué lugar debe ocupar.