Escuché con atención la intervención en la plenaria del Senado de la República del congresista, Iván Cepeda, el pasado miércoles 6 de marzo y debo decir que quedé bastante sorprendido porque tiene toda la razón en su reclamo a la oposición al Gobierno Petro, porque los argumentos con los que ejercen su derecho a expresar sus opiniones son muy poco inteligentes.
Esa pobreza en los argumentos se deja ver en que, por ejemplo, hoy por hoy se reclama al presidente Gustavo Petro porque sus últimos nombramientos los ha hecho con un rigor político y no con el tan mentado rigor técnico con el que se debería hacer, según ellos.
Lo curioso del asunto es que los mismos que hoy reclaman al presidente Petro por hacer nombramientos con carácter político y no con un carácter técnico, son los mismos que en el Gobierno Duque, reclamaban al entonces primer mandatario porque los nombramientos de sus ministros los hacía con rigor técnico y no con rigor político.
A lo anterior se le puede aplicar la frase de la Chimultrufia: “Como digo una cosa, digo otra. Digo hay cosas que ni qué”.
A nadie se le puede descalificar su capacidad laboral, sin antes tener evidencias que no puede cumplir con la misión que se le encomienda. Con toda su razón el nuevo director de Departamento Nacional de Planeación, Alexander López, defendió su nombre y su honra ¿Quién dijo que es necesario estudiar en Oxford o Harvard para conocer de las necesidades de los territorios y trabajar para que los indicadores de necesidades básicas insatisfechos mejoren? Lo único que se requiere en este caso es conocer a fondo las regiones y su gente.
Si el ser técnico y tener diez títulos como egresados de las grandes universidades de Estados Unidos y Europa es garantía de éxito, no entiendo como este país no sale del fracaso porque prácticamente todos los políticos nacionales gritan en Do Mayor que cuentan con un alto número de postgrados, maestrías y doctorados
Que yo recuerde Gina Parody fue directora del Sena y ministra de Educación sin ser ni maestra ni tener ni idea sobre el sector. Marta Lucía Ramírez ocupó el cargo de ministra de Defensa sin antes conocer sobre las Fuerzas Militares y de Policía y ni hablar del caso de Germán Vargas Lleras a quien nombraron ministro de Vivienda sin que tuviese la menor idea de cómo se pega un ladrillo con otro.
¿Cómo es que entonces ahora se exige que en los altos cargos se nombre a gente experta en el sector que va a manejar y antes, cuando otros lo hacían, todos calladitos?
Ahora, si el tener técnicos en los altos cargos evita que se pierdan los recursos públicos y se generen actos de corrupción, que alguien me explique cómo es que un técnico como Pierre García tiene orden de captura de Interpol por temas de corrupción. Por cierto, hay que recordar que Pierre García fue director de Prosperidad Social del gobierno Duque.
En lugar de deslumbrarnos con los cartones de grandes títulos de los políticos que para lo único que sirven es para adornar una pared y demostrar lo extravagantes y provincianos que somos, deberíamos exigirles un conocimiento real de lo que es nuestro país.