De tantas películas animadas que veo desde hace ya varios años, me parece que la más vigente para la realidad política de nuestro país es Ratatouille. La recomiendo no porque el protagonista sea una rata, sino porque el mensaje que deja es de gran valor para un país en el que necesitamos entender que, aunque el talento y la habilidad pueden venir de la fuente más inesperada, no todas las personas están listas para ejercer un cargo específico.
Con los sucesos que han marcado los más recientes años políticos de Colombia, pareciera que muchos personajes del entorno nacional se creen aptos para gobernar, lo que va engrosando día a día el reparto de autoproclamados candidatos presidenciales. La mayoría de ellos están errados, son cero empáticos, no tienen propuestas, son malos comunicadores, desconocen el mundo político y no tienen las bases para liderar un puesto con tantos niveles de complejidad. El totazo en el camino es durísimo y tremendamente costoso para el país.
Jamás le desconocería a muchos que son grandes seres humanos o que han ocupado cargos de altísima relevancia, pero deberían bajarse de sus egos y mirar su entorno, porque existen buenos candidatos que vale la pena apoyar y respaldar para que tengamos en la contienda a los mejores y no a un grupo donde acabe ganando el menos malo.
Cualquiera no puede gobernar, pero las mejores mentes pueden venir de los lugares menos esperados y la historia reciente de nuestro país lo ha dejado claro. Es el momento de ver por primera vez Ratatouille o, como en mi caso, repetirla por vigesimosegunda vez, para entender que, como dice el crítico Anton Ego en dicho filme:
“En el pasado, jamás oculté mi desdén por el famoso lema del chef Gusteau: ‘Cualquiera puede cocinar’, pero al fin me doy cuenta de lo que quiso decir en realidad: cualquiera no puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista puede provenir de cualquier lado.”
Colombia tiene en su lista grandes estadistas, tanto mujeres como hombres que conocen lo público, han hecho un inmenso recorrido político y un trabajo valioso por las comunidades con honestidad y transparencia. Tienen que ser ellos los que reciban nuestro apoyo para llegar a la contienda que potencialmente los llevará a un cargo que requiere habilidades de un profundo y definido liderazgo.
Gobernar un país debe ser realmente complejo, una tarea que no entiendo cómo tantas personas desean realizar, pero definitivamente si queremos que estén en la batalla los mejores, debemos ayudarle a quienes realmente saben cómo hacerlo para que, independientemente de donde vengan, lo puedan hacer de la mejor forma posible.
Asesores, familiares y amigos de tanto candidato, tengan con ellos esas conversaciones sinceras y háganles ver si sus opciones son realistas, no cualquiera puede gobernar, pero un gobernante puede venir de cualquier lugar, díganselo, les harán un bien a ellos y a nosotros, para que liberen el camino y se sumen a los que realmente están preparados.
Por: @AlfonsoCastrCid
Managing Partner
KREAB Colombia