Los colombianos hemos venido viendo últimamente en reiteradas ocasiones por los medios de comunicación, cómo se agudiza la crisis de los papicultores en nuestro país, escenas inusuales de ver a cientos de campesinos a lo largo de las vías y peajes ofreciendo uno de los productos insignes de la canasta familiar es muy triste e indignante.
La papa nunca ha faltado en la mesa de los colombianos, es un producto necesario para balancear una buena dieta alimentaria, pero hoy debido a múltiples factores, la disminución del consumo del producto ha venido en caída libre, al punto que más de cien mil familias productoras estén al borde de una crisis de enormes proporciones.
No es un secreto que la pandemia ha afectado, miles de personas han perdido lamentablemente sus empleos y el bajo poder adquisitivo de la gente, hace que se prioricen la compra de otros alimentos, pero más allá de la covid-19, otras amenazas muy serias para el sector son por cuenta del gobierno nacional que está permitiendo la importación de miles de toneladas de papa congelada provenientes de los mercados europeos y de Estados Unidos, principalmente. Esta situación, desde luego, pone en desventaja a los papicultores nacionales, los tiene literalmente en cuidados intensivos, pues sumado a la sobre oferta del producto y la baja demanda, hacen que hoy no tengan un respiro.
Otras amenazas que tiene ahogado al sector, además de la importación de papa como ya lo dijimos, son los altos costos de los insumos cuyos valores se ubicaron por encima del 13% y la informalidad que bordea el 90%, esto sumado a la intermediación; hace que hoy no sea rentable dedicarse a este tipo de actividad económica.
Por ejemplo, en el tema de las importaciones, tan sólo en 2019 se importaron 54.000 toneladas de papa, y para este año lo que se estima, según las cuentas del propio Ministro de Agricultura, Rodolfo Zea, es que estaremos entre las 57 mil y 60 mil toneladas. Hay que tener en cuenta que por cada tonelada importada se desplazan entre dos y 2,5 toneladas de papa nacional.
Es ilógico que un país que produce anualmente en promedio más de 2’700.000 toneladas de este alimento esté importando el mismo producto de países como Bélgica, Holanda, Alemania y Estados Unidos. Esto no tiene ningún tipo de presentación.
Ante la crisis, el Gobierno Nacional anunció hace unas semanas un incentivo a la comercialización de papa por el orden de treinta mil millones de pesos, buscando llegar a más de 25.000 productores y así poder garantizar la comercialización de por lo menos 200 mil de las 350 mil toneladas que se van a producir en lo que resta del año.
En ese sentido, recientemente durante una sesión en la Comisión Quinta del Senado, le planteé a los Ministro de Agricultura y Comercio, tratar de hacer una revisión de los Tratados de Libre Comercio y los convenios internacionales a fin de poder brindarle un respaldo al sector, asimismo solicité que se restrinjan las importaciones de papa, con lo que producen nuestros campesinos es más que suficiente para cubrir el mercado nacional, que según cifras de FEDEPAPA, está en 35,5 kilos el consumo por persona año.
Instamos también a los altos funcionarios del gobierno a hacer uso efectivo de la Ley 1876 de 2018, que creó el Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria y la cual cuenta con buenas herramientas en materia de capacitación, asistencia técnica, ciencia y tecnología, desarrollo para la pequeña, media industria y la agroindustria, necesitamos un campo tecnificado capaz de enfrentar los desafíos que imponen los mercados externos.
También se debe acudir a la reciente ley 2046 de 2020, la cual promueve las Compras Públicas Locales, para que las entidades acudan a nuestros campesinos y productores y hagan negocios con ellos de manera directa, hasta el 30% de sus recursos para tal fin quedaron autorizados dentro de la oferta institucional, igualmente vamos a proponer una modificación a fondo a los Programas de Alimentación Escolar y a cambio impulsaremos un proyecto para que se garantice la Lonchera Popular Campesina, que permita la inclusión de productos frescos que se producen en los campos colombianos y por último el gobierno debería realizar compras masivas de papa y llevar el producto a zonas donde hay serias dificultades de seguridad alimentaria, también buscar un mecanismo de abrirle mercados a la papa a nivel mundial, entonces, hay un abanico de propuestas y alternativas que solo con voluntad política podrían subsanarse.
Entre tanto, el próximo jueves 19 de noviembre la Comisión Quinta adelantará una audiencia pública con la participación de productores, secretarios de agricultura, funcionarios del gobierno y congresistas para analizar afondo lo que sucede en el sector papicultor y buscarle salidas definitivas a su crisis. Por lo pronto, pongámonos la ruana y el sombrero en el corazón y seamos buena papa. ¡Apoyémoslos!