Por: Chris Landaeta
“Lo bueno de no planificar es que el fracaso llega como una sorpresa, y no precedido por un período de agónica preocupación.” Autor desconocido
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Ayer leí la siguiente inquietud en las redes sociales:
¿Por qué una gran empresa, con muchos años en el mercado, quiebra en 2 ó 3 meses de estar cerrada? ¿Y sus ahorros? ¿Utilidades? ¿Previsión sobre tiempos complejos?
Estas preguntas son suficientes para una disertación en un doctorado en finanzas. Tratemos de abordarlas de manera sencilla y amena.
La respuesta corta
Nadie planificó para un evento de esta magnitud porque, a pesar de las consecuencias cataclísmicas, la probabilidad de ocurrencia parecía tender a cero. Así de irónica es la gerencia de riesgos.
Y si antes de la pandemia la empresa ya tenía problemas, la cuarentena aceleró la quiebra.
La respuesta larga
Con la cuarentena, los ingresos por ventas cayeron abruptamente y el capital de trabajo (CT) se agotó generando la iliquidez.
Es como si a nosotros, seres humanos, nos prohiben comer (vender) y debemos subsistir con los rollitos de grasa que tenemos en el cuerpo (capital de trabajo). Cuando se acaben los gorditos, moriremos por inanición (la bancarrota). Los más flacos primero.
La solución no es estar gordos y robustos. Si el exceso de grasa abdominal es dañino para la salud, el exceso de capital de trabajo es dañino para la empresa y sus dueños.
Los accionistas exigen a sus gerentes de finanzas que minimicen el CT. No es capricho ni avaricia. El exceso de efectivo disminuye la rentabilidad e históricamente las empresas que tienen liquidez innecesaria se vuelven ineficientes.
Adicionalmente aquellas que cotizan en la Bolsa quedan expuestas a una posible adquisición hostil. Esto me recuerda a Gordon Gekko, interpretado por Michael Douglas, en la película Wall Street (1987) cuando quiere comprar una aerolínea por los recursos en efectivo que tenían en sus planes de pensión (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia).
Pero dejar a la empresa magra sin capital de trabajo es tan dañino y peligroso como la desnutrición y la anorexia de las modelos.
Entonces, ¿Cuál es mi peso ideal o en cuánto debo fijar mi CT? Su nutricionista y los expertos en tesorería más sofisticados considerarán una amplia lista de factores, herramientas y métodos para calcular el número óptimo.
Nombremos algunos: tipo de empresa (bienes o servicios), proyección de flujo de caja, expectativas de crecimiento, costo de oportunidad, fuentes de financiamiento, aversión al riesgo de los accionistas, estructura de costos fijos y variables, estacionalidad de la demanda, capacidad de los proveedores, política monetaria y regulaciones gubernamentales, relación deuda / patrimonio, planes de inversión, morosidad de las cuentas por cobrar. La lista continúa ad infinitum.
También habrá quienes simplifiquen el cálculo y usando experiencia e intuición lo estimen como un porcentaje de los ingresos.
Un ejemplo:
Con ventas anuales de 5.000 millones de pesos, asignar un 15% para CT equivale a $750.000.000 siempre disponibles. Un gerente de tesorería aplicando esta política sobrevivirá varios meses de pandemia sin sobresaltos (además de conservar su empleo). Esto en el caso de una empresa saludable manejada con eficiencia que compra a crédito y vende de contado, con una estructura de costos fijos reducida, una nómina flexible y sin deudas considerables. La utopía.
Justo antes de la pandemia, el dueño de esa empresa reflexionaba sobre lo que deja de hacer con esos recursos parados. Asumiendo el costo de oportunidad del capital en 12%, estamos hablando de 90 millones de pesos anuales que se dejan de percibir en otras alternativas de inversión. Después de 20 años, serán casi dos mil millones de pesos.
Es mucho dinero, es un enorme dilema y es la razón por la cual las empresas no ahorran. Como decía Gordon Gekko, “El dinero nunca duerme”. Necesita estar activo.
La supervivencia en tiempos de pandemia dependerá del criterio de sus gerentes y la capacidad de sus inversionistas para ofrecer una inyección de efectivo en estas circunstancias apremiantes.
Para finalizar debemos estar claros que todo el capital de trabajo del mundo será insuficiente sin el pilar de cualquier proyecto: relaciones. Con el recurso humano, con los clientes y con los proveedores. Mantener la conexión con cada uno es la clave.
*Empresario – [email protected]