Este pasado domingo, los electores portugueses volvieron a apoyar las buenas prácticas democráticas y de gobierno del líder socialista Antonio Costa.
En un país al borde del colapso hace tan solo diez años, los portugueses han refrendado la voluntad de su primer ministro de pactar, pactar y pactar para sacar el país adelante.
Atrás quedan los años de crecimientos negativos y déficit alarmantes. Ahora, con un crecimiento del 2,6% y una tasa de desempleo del 6,7%, las cosas han cambiado, pero siguen siendo insuficientes. Portugal está de moda y sus habitantes sienten como si el imperio hubiera vuelto otra vez.
Costa, a base de predicar las buenas recetas del pactismo, se ha visto recompensado con una victoria amplia, pero no del todo suficiente. En un congreso de 230 diputados, los resultados del Partido Socialista, con un 36,6% de los votos, pasa del 86 en la legislatura pasada a 106 en la actual. Todo esto ayuda a pensar en otra fórmula de gobierno apoyado puntualmente por otros partidos de izquierda y quizás como ocurrió en los años pasados, por guiños puntuales de la derecha.
Mientras los partidos de izquierdas se juntan para decidir como serán los nuevos acuerdos de gobierno, el PSD vuelve a perder terreno, 27,9% de los votos y 77 escaños. Tampoco repuntan otros partidos a la derecha e incluso llega a tener un diputado la nueva ultraderecha portuguesa.
Todos estos antecedentes son los que a usará el Presidente portugués Rebelo de Sousa para definir y decidir quién formará gobierno. Con el compromiso del Bloco de Esquerda y el Partido Comunista, Antonio Costa tendría asegurada esa designación.
Pero cuidado con la abstención, la más alta de la historia reciente, el 45,5%. El electorado empieza a dar muestras de cansancio y la falta de propuestas diferenciales que ayuden a mejorar la calidad de vida, hace que una parte importante de la población viva de espaldas a la clase política.
Pero no todo es de color de rosas en Portugal. Todavía tiene pendiente una considerable inversión en infraestructuras y el sector del transporte. Mejorar y equiparar su sistema de salud a la media europea. Aumentar la calidad de la educación. Y tratar de hacer más eficaces sus compañías con innovación y mayor capacidad tecnológica. A todo ellos contribuirá la aprobación del presupuesto para el año 2020.
La puesta en escena de los beneficios fiscales para aquellos que inviertan o residan en el país, ha traído unas mejoras importantes, sobre todo en la grandes ciudades. Las cifras espectaculares de la llegada de turistas, 12,8 millones hacen que los ingresos por este capitulo se incrementen notablemente. Estos hechos entre otros, hacen de Lisboa y Oporto dos ciudades, donde la presión por el aumento de los precios de la vivienda en estos últimos años ha desterrado a los menos favorecidos a otras partes del país.
Ahora que se vuelven a precipitar otras elecciones en España el próximo día 10 de noviembre (4 elecciones generales en 4 años), bien les vendría a los líderes españoles de las diferentes formaciones políticas, tomar nota de la voluntad del país vecino para pactar una salida ordenada de la crisis y trazar una hoja de ruta, que permita capear esta anunciada desaceleración económica con garantías de éxito.
Twitter: @JaimePolancoS