Juan Luis Castro

Debo confesar que escribo esta columna con alegría y optimismo, pues en el Congreso se está avanzando en algunas discusiones que buscan mejorar la salud de las colombianas y colombianos.

En medio de las condiciones que ha impuesto el COVID, la sociedad ha recordado la importancia de mantener estilos de vida saludables, hábitos que por momentos el vértigo de la cotidianidad hace que parezcan más difíciles de construir de lo que en realidad son.

Pero esto no es para darse golpes de pecho. Los malos hábitos alimenticios o el extremo sedentarismo no son consecuencias de la pereza o la gula, por el contrario, estas conductas son consecuencia de la falta de una política pública que promueve la salud y nos prevenga de contraer enfermedades, en la mayoría de los casos, crónicas.

Según datos del Instituto Nacional de Salud, para el mes de julio el 64% de los casos de fallecimientos por COVID tenían una o más comorbilidades, dentro de las que destacan: la Hipertensión Arterial con un 19.5%, la Diabetes Mellitus con un 17.2%, y la obesidad con el 8.1%, enfermedades directamente relacionadas con el consumo de productos poco o nada saludables.

Durante 2019, el DANE estimó que 38.457 personas murieron por causa de enfermedades isquémicas de corazón, 16.199 por enfermedades crónicas de vías respiratorias inferiores, y 15.543 por enfermedades cerebrovasculares. En este caso la obesidad es una condición asociada a las tres.

Por ello es que hemos insistido con vehemencia en que el país necesita darle un giro de 180 grados al enfoque del sistema de salud. No podemos seguir pensando la salud pública desde la atención, dando por hecho que los ciudadanos tarde o temprano se enfermarán, TODO LO CONTRARIO, que bueno sería enfocar las políticas públicas hacia la prevención de las enfermedades, haciendo todo lo posible porque la gente no se enferme.

El pasado miércoles 21 de octubre, la Cámara de Representantes aprobó el proyecto de ley que propone implementar el etiquetado frontal de advertencia en productos que impactan la salud negativamente, una de las iniciativas que impulsamos desde la mesa parlamentaria por la salud pública, que apuntan en dirección de la promoción de hábitos saludables y la prevención de enfermedades crónicas como lo son la insuficiencia renal, la diabetes y la hipertensión.

Varios países del mundo también han iniciado discusión, que lejos está de querer coartar la libertad de consumo. Estoy convencido que será muy benéfico para todos y todas tener acceso a la información sobre lo que uno se come, los efectos a los que se expone y no caer en engaños publicitarios que benefician los bolsillos de grandes multinacionales.

Países como Francia, Chile, España, Reino Unido e incluso el estado de California ya han puesto en marcha esta medida y han visto cómo, en conjunto con el incremento de los precios de los productos ultra procesados, ha disminuido el consumo de estos productos, logrando una disminución proporcional del riesgo de contraer alguna de estas enfermedades.

En Argentina la discusión también avanza y me emociona ver los esfuerzos en varias parte del continente por defender la salud pública.

El etiquetado frontal esclarece ante los ojos de la ciudadanía qué productos terminan haciendo más daño a largo plazo, pone en manos de las personas su propia salud y para mí ese poder es invaluable.

Lamentablemente buena parte de la industria de ultra procesados considera sumamente inconveniente enfrentarse a un consumidor activo y crítico, por lo que a través del lobby que logran en el congreso, hacen todo lo posible por entorpecer el avance de estas iniciativas que solo buscan garantizar el derecho a la salud de las mayorías.

Enhorabuena llega la discusión del etiquetado frontal al senado en donde continuaré trabajando en la mejora del proyecto y desde luego en la defensa de salud pública. Por ahora celebro un paso más en dirección de la construcción de un sistema de salud que trabaja en la promoción de hábitos saludables y la prevención, seguiré trabajando duro convencido de que siempre será muchísimo mejor prevenir que lamentar.

@JuanLuisCasCo