Circula por estos días en redes sociales, una carta dirigida al Presidente Gustavo Petro y a la Vicepresidenta Francia Márquez en la cual le solicitamos al gobierno del Cambio que nombre en la Dirección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar a una persona comprometida , conocedora de los derechos de niñas, niños y adolescentes y de la normatividad que en nuestro país se ha desarrollado en torno a promover unas condiciones materiales, sociales y culturales que nos permitan dar cumplimiento a los establecido en el artículo 44 de la Constitución colombiana . En dicho artículo se establece, en concordancia con la Convención sobre los Derechos de los Niños, la prevalencia de sus derechos y la obligación del Estado Colombiano de garantizarlos de manera corresponsable con la sociedad y las familias.
En nuestra carta pedimos al presidente Gustavo Petro quien cuando fue alcalde Mayor de Bogotá demostró con acciones contundentes su compromiso con la niñez de la ciudad, que nombre a una persona idónea y que esta importante designación no termine siendo una cuota política más, dentro de los acuerdos pactados con los distintos partidos, para asegurar las mayorías en el Congreso de la República.
El ICBF se ha convertido en un fortín de los y las políticas en las regiones, donde los recursos para las niñas y los niños que deberían ser sagrados, son utilizados para alimentar las maquinarías y el clientelismo en los territorios.
Desde épocas del gobierno de Álvaro Uribe la entidad que tiene presencia en todo el país a través de sus direcciones regionales, en una máquina de contratación, distorsionando de esta manera la misión de una institución tan querida e imprescindible para la protección de las familias empobrecidas en Colombia.
Siendo congresista e integrante de la comisión 7 que se ocupa de la defensa de los derechos de las familias y la niñez, en varias ocasiones pude evitar a través de debates de control político, que el Instituto quedará convertido en una institución protectora de la primera infancia, olvidando la perspectiva de actuación sistémica que está en el origen de la entidad.
Hoy en día el ICBF es una entidad donde “Más en Menos “. Maneja un presupuesto de billones de pesos que no se ha traducido en bienestar para las familias y las niñas y niños que viven en condición de pobreza.
Desde la dirección de Elvira Forero en épocas de Álvaro Uribe, pasando por Diego Molano, Marco Aurelio Zuluaga, Karen Abudinén famosa por sus prácticas clientelistas y por dejar a miles de escuelas en Colombia sin internet, hasta la última directora Lina María Arbeláez las niñas y los niños de Colombia la han pasado muy mal. De acuerdo a recientes informaciones la Sra. Arbeláez deja la “olla raspada “en la entidad y en riesgo la protección de miles de niños.
Nuestro país no sólo le ha incumplido a la niñez, sino que ha violado el artículo 44 de la Constitución “… la familia, la sociedad y el estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de los derechos “.
Lo que ocurre con la muerte por hambre de los niños wayuu en la guajira colombiana, la violación a niñas indígenas por parte de integrantes de la fuerza pública. los procesos de adopción sin transparencia alguna, la criminalización de los jóvenes en conflicto con la ley, las denuncias por tráfico de niños y niñas, los miles de niñas y niños explotados laboralmente por fuera de la escuela y un doloroso etcétera sobre violaciones a sus derechos, es un intolerable ante el cual hay que encontrar salidas y pronto.
Todo ello nos lleva a reiterar nuestro llamado: presidente Gustavo Petro la prioridad hoy es proteger a las niñas y los niños en nuestro país.