Espinoso interrogante, pero me arriesgo a decir que sí. Debo aclarar que para hacer efectiva la respuesta en este momento se necesita con urgencia que el presidente, Gustavo Petro, abandere un sincero “diálogo de paz” con algunos de los distinguidos periodistas y los medios tradicionales que representan, y a la vez, que esos mismos comunicadores se arriesguen a bajarle el “tono” a sus contenidos editoriales que buscan obtener liderazgos de oposición, raiting, likes y tendencias en redes sociales. El gobierno, la prensa, la opinión y la democracia ganarían.
La pregunta-respuesta tiene su origen en una reciente investigación de la organización sin ánimo de lucro de origen francés, Reporteros Sin Fronteras (RSF), en la que ubica a Colombia en la segunda posición de los más peligrosos en América del Sur* para ejercer el oficio del periodismo, teniendo presente, según este estudio que, además, la situación para Latinoamérica no es favorable. Según la clasificación que se publica de forma anual desde 1995, más de la mitad de los países de la región experimentan un deterioro en la defensa de la libertad de prensa a causa, principalmente, de la caída del indicador político*.
Y es que el contexto político, una de las líneas analizados en el documento se convirtió en una “bomba de tiempo” para los periodistas cuando se trata de cubrir o hacer seguimiento a las acciones o agendas gubernamentales y a las decisiones de los presidentes. La prensa colombiana “tradicional” y sus profesionales no escapan a este negativo efecto sufriendo a diario ataques verbales de alto calibre replicados en las poderosas redes sociales del presidente Petro. Las respuestas de los medios, periodistas y organizaciones respaldando la libertad de prensa también están a la orden del día generando una mezcla extrema de polarización gobierno-periodismo. El tema es constante.
Por una parte, es apremiante dejar de editorializar sobre si el gobierno tiene la razón en exigir respeto por su línea doctrinal o reclamar aplausos masivos en materia de resultados. Por otro lado, si la prensa cumple con su labor ética y moral de criticar las actuaciones, decisiones y responsabilidades de Petro. Cada uno tiene su responsabilidad social. Entonces, vale la pena, creo, se debe frenar de tajo con mensajes gubernamentales cargados odio, furia y resentimiento contra la prensa y sus profesionales. Con ello, infiero, se cuida al ser humano-periodista, su vida, su rol ciudadano y el fortalecimiento de una democracia basada el respeto por la libertad de prensa.
No me cabe duda que unos periodistas más letrados que otros, más ganadores de premios que otros, más experimentados que otros, más ideologizados que otros incluso más famosos que otros, cazan constantes peleas desde su medios tradicionales y digitales para alentar a sus seguidores y conseguir relevancia entre sus públicos olvidando el compromiso de informar con responsabilidad para un país políticamente caliente en términos de violencia. “El mayor reto que tienen hoy los medios es despojarse de un cierto grado de soberbia, arrogancia y superioridad moral que les ha impedido entender el nuevo mundo de cómo se consume la información”*.
De este brutal enfrentamiento, dice la investigación de Reporteros Sin Fronteras (RSF), el resultado es que ejercer el periodismo se convirtió en nuestra región en una tarea riesgosa y siempre cercana a una “profesión peligro”, dato históricamente lamentable para un oficio destacado por la comunidad internacional entendiendo las fuertes transiciones noticiosas en Colombia que en los últimos tiempos van desde el negocio del narcotráfico, pasando por las guerras internas y terminando incluso con campañas políticas alimentadas con dineros de los carteles de la droga; hechos en los que la prensa ha jugado un papel importante y dejado sin vida a cientos de colegas.
Dicho todo lo anterior, el 2025 debe ser un espacio conciliador entre gobierno, medios y periodistas entendiendo que los ciudadanos son los únicos jueces de sus responsabilidades, encuadradas en una gobernabilidad con hechos, canales de información serios y periodistas más éticamente humanos. El Periodismo,