Q.D.E.P. el reggaetón

El Reggaetón es un estilo o género musical, que básicamente es una mezcla de RAP, Hip Hop, Dembou y Reggae Jamaiquino en español, con una cantada recitativa, que se dio principalmente en las barriadas de Puerto Rico y Panamá por allá a mediados de los 90`s y se fue extendiendo por el caribe antillano hispano hablante principalmente.

Un ritmo pegajoso, con letras callejeras y urbanas que se presentó como oportunidad de éxito a una nueva camada de jóvenes que no encontrarían espacio alguno entre los géneros ya consolidados donde la exigencia de mejores y afinadas voces eran la regla.

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Acá, al utilizar ritmos afrocaribeños ya conocidos y mezclarlos con instrumentos electrónicos y programas de computadoras, se acortaba el camino de tener buenas e inteligentes rimas, letras con sentido y voces de verdaderos cantantes, ese camino no ya no era necesario, pues el tipo de público no es que fuera muy exigente.

Así las cosas, el famoso y mundialmente exitoso Daddy Yankee y Dj Playero, en el mixtape de 1994 “Playero 36” acuñan la expresión “Reguetón”, como una mezcla entre las palabras Reggae y Maratón, sabrán ellos por qué, pero lo cierto es que les funcionó, fueron un hit mundial, que nos puso a debatir al mismo tiempo que a bailar y nos generó alegrías a la vez que repudio por algunas de sus letras.

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Se convirtió en el centro de la movida musical y ayudó a que cientos de barbaros que no sabían ni leer, ni escribir bien, que no tenían ni idea de lo que era la gramática, retorica o sintaxis, se expresaran y desahogaran su ser en uno o máximo dos versos y una o dos rimas, a lo mucho, que eso sí, generaron muchas ventas y muchos nacimientos.

Un ritmo que permitió a una generación olvidarse de la lucha diaria de sus vidas para tener un poco de alegría, un poco de ímpetu para romper esa vieja y aburrida costumbre de serenatear a una mujer, de componerle algo bonito y romántico que la ensalzara por su belleza, su feminidad y su valía, para simplemente recordarle su utilidad de satisfacción sexual momentánea, porque lo importante acá no era la galantería, ni el respeto por la mujer, sino, perrearla.

Pues bien, como la gran mayoría de los géneros musicales, este surge de abajo, como el vallenato, el tango, la salsa, el merengue, la champeta, entre otros, sin embargo, ninguno de esos géneros había llevado la vulgaridad en su máxima expresión a tantos millones de seres y en  tan corto tiempo haber llevado ese caribe antillano a tantos rincones en el mundo.

Si bien, no todos lo hicieron de manera vulgar y grotesca, muchos como nuestros artistas colombianos fueron más bien decentes y le indujeron un “Flow”, muy particular que suavizó el tema y a la vez gustó más, casi que, por ello, terminaron tomándose la escena internacional y reinando en ella.

Un ritmo icónico de la llamada generación “millenial”, que hasta estudios científicos generó, para tratar de entender que pasaba, por qué generaba tanta afición pese a su baja calidad textual, lirica, gramatical y musical, pese a su mensaje grotesco, narco y misógino, así se hizo en Chile y en la universidad de Mallorca en España, que estableció que este ritmo generaba una activación de la parte más primitiva del cerebro y por ello gustaba tanto.

Sin duda, a muchos nos contagió su ritmo, sin importar que no dijera un carajo, era rico y divertido escucharlo, bailarlo con amigos y amigas en una noche de juerga y diversión, en los carros o en algún dispositivo móvil, hasta era divertido, aún lo es, ver como su público, al mejor estilo de los metaleros, punketos, o hip hoperos, se caracterizaban en sus modos de andar y vestir al estilo reggaetonero.

Pero como todo lo bueno se termina, con mayor razón lo hará lo malo, aunque muy divertido, no tiene sustento alguno y ante los ventarrones, se cae, porque no tiene raíces profundas, llegaron los huracanes de la música popular y de banda mexicanos, con tremendas voces, con gran musicalidad y los noqueó, se levantaron de la lona mimetizándose con mezclas del pop, rock y del merengue, otros viejos géneros casi ya en el olvido, que les generaba una base musical sobreviviente.

Sin embargo, se les atravesó en muchos países de centro y sur América la salsa, una guerrera de vieja tradición con la que no pudieron, en Colombia, no lograron vencer al Rey Vallenato, ni a la carranga, ni al joropo. Las regiones y sus viejas costumbres idiosincráticas se atrincheraron y aunque hubo conatos de vallenatón o champetón, los “cangris” perdieron la batalla.

finalmente, al compás de la música popular “contentosa”, encontraron su fin en este suelo patrio donde una carranga “coqueta”, le propinó la estocada final a lo que empezó con un “atrévete” “felina” y en la más importante temporada del año los defenestró, el pegajoso ritmo caribeño y antillano se volvió una moda y como toda moda pasa, es sobre facturada y este ritmo no fue la excepción.

Uno de sus sepultureros, el “conejo malo”, que, a propósito, malo sí es, intenta ahora de manera lacónica echar mano del simplemente llamado “ritmo urbano”, la salsa y otros géneros para sobrevivir, la imagen es triste, es como leer la última escena de la obra de Shakespeare ,“En busca de Ricardo III” y su famoso grito desesperado de “Mi reino por un caballo”.  

Cae un gigante, como cayeron el Rock and Roll, el Rock en sus múltiples variantes, el pop, la Ranchera y sus bellos mariachis, el maravilloso Bolero y las románticas baladas, que bueno que la pasamos, pero así es la cosa, vivimos la era y quedará en los recuerdos, el que lo vivió, lo gozó, pero al final, como todo en la naturaleza, solo sobreviven las más fuertes, es decir, las especies que más se adaptan, nuestros ritmos autóctonos ahora pueden seguir reinando, derrotaron una vez más a otro Goliat, Q.D.E.P. el reggaetón, ton ¡

Juan Camilo Castellanos