La avidez de poder de la derecha colombiana la tiene desaforada. La instrumentalización que hicieron de la protesta del 8 de febrero no tuvo límites. Mientras que los medios de comunicación inventaron noticias para crear en el imaginario social que la manifestación devino en “secuestro” y “agresiones a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia”, la procuraduría se tomó atribuciones del ejecutivo, exigiendo al general William Salamanca que protegiera la “vida de los magistrados”. La Fiscalía, politizada hasta los tuétanos, prefirió pasar por alto las contundentes denuncias de los posibles delitos que cometió la vicefiscal y creó un grupo especializado para que investigara los “desmanes”, en tanto que, representantes de los partidos políticos vociferaban que el gobierno cometió “actos ilegales, inconstitucionales” y que el presidente “estaría incurriendo en actos criminales”.
Aunque en la mañana se señaló a Fecode como “borregos del gobierno”, fue el periodista Ricardo Ospina de Blu Radio, quien empezó la incitación a la zozobra con un post, pasadas las dos de la tarde, diciendo: “Atentos: Un magistrado de la Sala Civil… que intentó salir a pie del Palacio de Justicia… fue atacado a piedra por manifestantes. Tuvo que regresar al edificio”. El concejal Daniel Briceño lo secundó (antes de las 4 de la tarde) posteando “acaban de sacar magistrados en helicóptero gracias a un plantón violento provocado por usted presidente”.
La revista Semana, por su parte, afirmó que los magistrados habían quedado “sitiados adentro del recinto” y remató el exmagistrado Jaime Arrubla, en el mismo portal, calificando la invención como un “secuestro colectivo”. La misma revista, en su desespero por generar caos e incertidumbre, falseó una noticia en la que se aseguró que la mayoría de los magistrados “fueron evacuados en helicóptero y otros por una salida que se habilitó”. Tal fue el cinismo que la derecha, en redes sociales, intentó asemejar la manifestación con el “holocausto del palacio de justicia” como lo comprueba el periodista Camilo Andrés García. La incitación a la violencia llevó a que un grupo de personas presentadas como “Hispalibertarios”, que vestían gorras negras con águilas amarillas, llegaran a la sede de Colombia Humana con la finalidad de atacar y empapelar sus instalaciones.
Mientras se orquestaba la confabulación, la procuradora (en la cumbre de gobernadores que se llevaba en Cartagena) categóricamente sostuvo que los magistrados “están secuestrados por un grupo de manifestantes”. El presidente tuvo que replicarla recordándole que es el quien da las ordenes a la policía y exigiéndole que “no abuse de sus funciones”. En lugar de aperturar una investigación contra Martha Mancera, la Fiscalía resolvió conformar un equipo de trabajo para “efectuar los actos urgentes que correspondan y ejercer la acción penal frente a los posibles hechos delictivos que se hayan cometido”. Son varios los videos publicados en los que se observan personas que agreden a periodistas y, luego, empujan la puerta del parqueadero del Palacio de Justicia, queriendo presentar la manifestación pacífica como un hecho vandálico.
Los ánimos los terminó caldear el Centro Democrático y el Partido Liberal. María Fernanda Cabal, representante del uribismo, a las 4:30 de la tarde publicó en su cuenta de X: “Este país necesita líderes valientes como el General Arias Cabrales y el Coronel Plazas, que defiendan la democracia y la justicia frente a la violencia. Que defiendan la justicia de los violentos como en 1985”, en un intento de comparar las protestas con el Holocausto. Entretanto, César Gaviria, director del liberalismo, sostuvo en un comunicado a la opinión pública o que “estamos viendo más allá de un comportamiento dictatorial raya en lo criminal y como tal deben ser juzgados. El presidente no se está comportando como una persona cuerda, abogamos por su capacidad mental para gobernar a Colombia”.
Es evidente el delirio de la derecha por hacer un golpe blando contra el presidente electo democráticamente, Gustavo Petro. Esta situación esta pasando de castaño a oscuro y la construcción mental del tal “Golpe Blando”, cada vez tiene más expresiones en la realidad.