¿Quién condena a Uribe?

La entrevista al presidente de la Corte Suprema de Justicia realizada hace pocos días por Noticias Caracol, respecto a la indebida actuación de la Fiscalía General para favorecer a Uribe en el caso de falsos testigos y fraude procesal, fue otra confirmación de algo que ya se intuía o sabía: la presión de su defensa para torcer el caso hacia la impunidad de Él.

El proceso empezó a tomar mal camino cuando la Corte no se quedó con el caso, a pesar de que tenía condiciones y facultades para hacerlo, ya que hay vacíos normativos para investigar y juzgar a los ex presidentes, entonces, era el momento de sentar jurisprudencia, sin embargo, esto no sucedió.

Luego una juez de garantías, puso en libertad a Uribe, con el apoyo de la Procuraduría General y de la Fiscalía. Es decir, se formó una manguala de poderes contra las víctimas, contra la Corte y a favor del sindicado. Después otro Juez de mayor jerarquía decidió que Uribe siguiera en libertad, pero, dijo que la Fiscalía debía basarse en lo actuado por la Corte y por tanto decidir con base en la investigación del máximo tribunal.

No fue así, porque la Fiscalía se dedicó a buscar nuevos testigos y no en fundamentar su decisión con base en lo investigado por la Corte, convirtiéndose en un defensor más de Uribe. A éste lo defienden su grupo de abogados y la misma Fiscalía, al orientar su acción a la preclusión de ÉL.

Ahora, una jueza, según información en las redes, que no parece transparente, además, de ser uribista, es decir, como si hubiera sido escogida a dedo para reafirmar la decisión de Jaimes, el Fiscal de bolsillo. De esta manera, veremos en las próximas semanas una audiencia con jueza de bolsillo, participación de la Procuraduría cuya Procuradora General también es del bolsillo de ÉL. Es decir, la justicia está en sus manos, por lo tanto, es un poder que no actúa con independencia e imparcialidad. Esto ocurre porque la ley 904 es un engendro, hecha a la medida de garantizar impunidad a los poderosos que transgreden las leyes.

Afortunadamente la Corte habló, entonces la jueza, el Fiscal gregario, el Fiscal en alza, la procuradora, y la defensa de Uribe, estarán revisando la argumentación. El debate jurídico el día de la audiencia será demoledor por parte de las víctimas, y descarado por parte de la defensa y seguramente de la jueza, cuya preclusión ya anunció el abogado Jaime Granados en Noticias Caracol, en el mismo programa donde habló el presidente de la Corte Suprema.

Esta es una síntesis del caso relacionado sobre falsos testigos y fraude procesal que la Fiscalía ha torcido a favor de Uribe y en contra del senador Iván Cepeda, absuelto por la Corte. Sin embargo, este es solo el 1% de las investigaciones donde ÉL aparece vinculado, pero, que ni la Comisión de Absoluciones del Congreso desde hace 19 años, ni la Corte Suprema y otras instancias judiciales, toman decisiones definitivas, a pesar de que son hechos que se encuadran en genocidio y en crímenes de lesa humanidad. Por eso la gente distinta a la secta uribista, no ve otro camino que la Corte Penal Internacional, salvo que Uribe decida contar la verdad para tener una condena, una pena y un perdón en Colombia.

La permanencia de Uribe en la vida política de Colombia es motivo de desestabilización, pero tiene eco en los más poderosos del país, porque se convirtieron en beneficiados de los gobernantes puesto que les financian las campañas políticas y quien sabe que más, generando un círculo perverso entre políticos y ese 0.1 y 1% de trimillonarios y millonarios dueños de la economía.

Este tráfico de intereses son la razón de las reformas tributarias de cada dos años, porque les lleva más beneficios así sean injustos e inequitativos para el resto de la sociedad. Esa economía de favores, de captura de rentas, explica la baja competitividad y productividad de la economía colombiana, la poca innovación que se hace en Colombia, y la mucha informalidad que se genera y que ya supera a la economía formal. Uribe también ha estado detrás de la sobre concentración de la riqueza, porque los grandes beneficios ociosos se dieron en su gobierno con las zonas francas en las cuales no se sabe que hay, más otros incentivos perversos que suman más billones que las últimas diez reformas tributarias.

Las deficiencias del sistema de salud, con la dependencia tecnológica de Colombia mostrada en la pandemia, se origina en la ley 100 que Uribe impulsó siendo senador, antes de ser presidente. La salud fue pensada más como un negocio que como un servicio soportado en industrias nacionales de salud de alta tecnología, y en capacidades nacionales de investigación.

Todo ocurre agenciado por los grandes medios de comunicación – de los cuales son dueños ese 0.1% de trimillonarios – encargados de manipular, engañar y llevar por “buen camino” a la sociedad contra el comunismo que no existe y contra el castro chavismos que tampoco existe. Esos agentes del mercado, son los que hacen eco, y que con “rabo de paja” protegen a Uribe – así ya no lo quieran hacer – sin importarles la sociedad, el desarrollo, el empleo, la inequidad, la reconciliación, y el medio ambiente. Al final, son incapaces de pensar y decidir que otra sociedad se necesita crear, que otra política y democracia pueden ser posibles, incluso, para que sean más poderosos. Para ello se requiere que sean más inteligentes, liberales, humanos y visionarios.

Esta sucinta visión del señor Uribe, no termina con los tantos expedientes acumulados en la justicia, termina con su obsesión por destruir el acuerdo de paz. En este gobierno, sin carácter, autoridad, solvencia y transparencia, tiene el alfil, porque ÉL es el caballo, y de esa manera está comenzando el tercer ciclo de violencia.

Uribe es un populista de ultraderecha, que dejó de ser un caudillo para convertirse en un obsesivo que destruye los poderes y con ello las instituciones y la Constitución de Colombia.

En el país no se debaten los grandes problemas acumulados y los enormes desafíos que tiene para pensar y construir una sociedad distinta, ni mejor ni peor a la que había antes de la pandemia, porque el mundo que se está viviendo es diferente a lo que fue hasta hace un año. Este debería ser el tema nacional de políticos, de empresarios y de la sociedad, pero no lo es. El tema de Colombia sigue siendo Uribe por los delitos atroces cometidos en sus gobiernos y ÉL como posible determinador.

Afortunadamente se cayó el intento de perpetuar al uribismo dos años más en la presidencia. Sin embargo, su líder debería comparecer ante la justicia para decir la verdad y solo la verdad, porque la verdad es que nada ocurrió a sus espaldas, así sean muchos los que se han “sacrificado” para decir que ÉL nada sabía, que todo lo hicieron ellas y ellos porque les dio la gana para salvar al país de los fantasmas.

@acostajaime