Han puesto precio a mi cabeza y todos ponen su máquina persecutoria a trabajar.
Buscan bajo cada piedra de mi historia, un ejército de abogados pone sus demandas inventadas tratando de buscar las interpretaciones legales que les convengan aun cuando saben que todas mis actuaciones se han hecho con apego a la norma.
Los medios hacen lo suyo, los que reciben miles de millones en pauta, amplifican cada párrafo contra mí, lo venden en sus portadas como un bono a quienes les pautan los shows de sus resultados y en medio día los casos inventados contra mí se convierten en tendencias. Se publica la noticia dando por sentado un resultado que aún está por definirse, tratando de generar una narrativa en la que por todos lados soy perdedor.
Pero después de varias décadas de trabajo, enfrentando el peligro en las zonas donde la vida en nuestro país vale menos, que justamente es donde más empobrecidas son las poblaciones, miro con la frente en alto el futuro que nos espera, y sobre todo a esas poblaciones que pagaron con sangre una guerra que no les pertenecía y se ganaron al menos una hora de esperanza .
El sur del Tolima, el norte del Cauca, Montes de María, el Chocó y sus ríos venosos, mi Urabá resiliente y pujante a pesar de todo, el Arauca que se extiende como un tapete de de vida, musgo y cuero después de tantas lanzas clavadas, a esa Colombia la he conocido en cada pliegue, escuché sus lamentos y sus sueños y a ellos creo representar sin miedo pero con cautela, porque también sé que su porvenir depende de una fibra delgada en este país, llamada democracia.
Han puesto precio a mi cabeza y los mensajes constantes de odio que alimentan los medios, las togas y los gatillos pululan por el universo oscuro de las redes tejiendo la red que legitima las acciones, no contra mí, sino contra un proyecto acallado tantos años.
No soportan ver que un antioqueño llegue al Congreso a alzar la voz por los olvidados, en vez de por los poderes económicos que se han acostumbrado a defender. Les exaspera que acuda a las más altas instancias internacionales para hacer valer los derechos políticos adquiridos de forma histórica por el movimiento progresista en el 2022. Les saca de quicio que exija que se gobierne con hechos y no con shows mediáticos, que pida que se le muestre a la ciudadanía cuáles son las pruebas con las que quieren montar un juicio político a quienes pensamos diferente en Medellín.
Pero aquí estamos, con el pueblo como defensor, con sus votos como mandato y mis ganas imparables de cambio como garantía de un futuro que todos construimos porque lo merecemos, porque lo pagamos caro y ésta Macondo hecha a pulso no dejaremos que sea borrada de la faz de la tierra.