Rafael Nieto Loaiza es uno de los precandidatos presidenciales más idóneos de la centro-derecha, no solamente por su trayectoria profesional y académica, sino porque ha demostrado tener el país en la cabeza, el carácter y la determinación para dirigirlo en un futuro.
Comprende que Colombia es un país de regiones, con más territorio que Estado, y con una dinámica centro-periférica inaceptable, que ha derivado en un Estado macrocefálico, con una cabeza enorme, monstruosa, y un cuerpo raquítico. Bajo esa lógica, Nieto ha trabajado su campaña política desde las regiones, ha visitado los lugares más inhóspitos y recónditos del país, a los que ningún otro candidato ha ido porque no representan un caudal electoral significativo.
Una frase que me sobrecogió fue “en esa Colombia lejana y profunda, hay muy pocos votos, pero hay mucha Colombia”. La Colombia de la que habla Nieto es esa zona del país olvidada, marginada, abandonada y que no es vista por nadie. Históricamente, se ha pretendido a lo largo de cuatrocientos años, que Bogotá tiene un brazo omnipresente que permite extender su control y manejar los asuntos regionales desde el centro, más de medio siglo de conflicto armado nos demuestra que no es así, que Colombia no se entiende desde Bogotá, ni se puede gobernar desde la capital.
Su campaña se ha centrado en ir a esos sitios, mostrar esas realidades, plantear soluciones concretas y reales, y demostrarle al pueblo que su gobierno no se reducirá al envío de informes, solicitud de recursos, y lobby de la región hacia el centro; por el contrario, ha planteado el debate de que un excesivo desarrollo de institucionalidad en el centro y la carencia de la misma en regiones periféricas, es una realidad que cobra cada vez nuevas dimensiones, que ha beneficiado paulatinamente las regiones más cercanas al centro.
Nieto piensa de forma diversa, plural, y comprende que desde nuestra heterogeneidad compartimos problemas comunes, y que las dificultades de la más ínfima comunidad, es también, un reto nacional; la pobreza, el hambre, la falta de oportunidades laborales y educativas… Que por supuesto, no se van a resolver desde un club de la zona rosa de la capital, sino en la calle y con la gente.
Existe una percepción generalizada de que las elecciones del 2022 serán trascendentales para Colombia, lo son. Nos estamos jugando el sistema democrático, el modelo económico, y el futuro del país. Cualquier otra propuesta contraria a los principios de la democracia clásica liberal, y de la economía social de mercado, va en detrimento de lo que con tanto esfuerzo ha construido el pueblo colombiano, hasta ahora. Por eso es inminente que la centro-derecha se presente completamente unida en primera vuelta.
Estamos a pocas horas de conocer quién será el candidato presidencial del Centro Democrático, una de las mayores fuerzas políticas en Colombia, el mecanismo de selección ha sido muy cuestionable; sin embargo, hay expectativa por los resultados.