Pareciera que toda gira en torno al desarrollo de ciclos en la vida, a completos movimientos, altibajos, la economía no es la excepción, ya que existen ciclos donde hay crecimiento, pero también hay momentos de ciclos negativos con decrecimientos, incluso con recesión. Las condiciones pareciesen vislumbrar una posible recesión en el 2023 que está a la vuelta de la esquina, pero con el paso de los meses, varios analistas, organismos multilaterales e incluso algunos gobiernos, ya no hablan de recesión, pero sí de una desaceleración del crecimiento, lo cual no es tan negativo, pero sigue prendiendo las alarmas en el mundo, lo cual a su vez trae como consecuencia cambios en los comportamientos de los consumidores, inversionistas, gobiernos y bancos centrales, que consecuentemente terminan afectando el ciclo económico actual y proyecta el ciclo futuro para el 2023.
Hace poco se presentó informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico –OCDE, donde de una forma muy conservadora, cambiaron las proyecciones de crecimiento para este año y el 2023. Señaló de inmediato sobre la gran desaceleración económica para el siguiente año, haciendo énfasis del fenómeno en Europa. Este mismo grupo había logrado un crecimiento económico en el año 2021 del 5.9%, se atreve a manifestar que no habrá recesión, pero sí una desaceleración
Pronostica la OCDE que el crecimiento económico mundial será este año al cerrar del 3.1% y para el 2023 sería del 2.2%, incluso llegan a arriesgarse a predecir el 2.7% de crecimiento para el 2024. Para Estados Unidos se proyecta un crecimiento este año del 1.8% y para 2023 del 0.5%. En la Zona Euro también se pronostica un crecimiento en el 2023 del 0.5%, y para este año del 3.3% La desaceleración, mas no una recesión, parece ser el común denominador de este análisis.
Pronósticos muy optimistas, pero más aterrizados que los pronósticos de recesión casi que aceptada por la mayoría unos meses atrás. Este nuevo análisis lo hacen incluso ante factores que siguen vigentes amenazando la llegada de esa misma recesión, como la subida de tasas de interés a nivel mundial, la misma inflación global, y por supuesto, la guerra de Rusia contra Ucrania.
No pronosticar una recesión, pero sí proyectar un período de tiempo de no crecimiento, sino al contrario un decrecimiento es producto de varias políticas en favor de aumentar la productividad, pero que a su vez pueden contradecirse con la disminución del consumo a nivel mundial, y el cambio a comportamientos más conservadores para consumidores e inversionistas.
Todo este conjunto de 38 países, los cuales pertenecen a la OCDE, cree que esta desaceleración mundial puede afectar las economías de una manera no igualitaria, es decir, Europa sería la más afectada, debido a la guerra de Rusia en Ucrania que afecta la actividad del comercio y ha provocado un gran aumento en todos los precios de la energía.
Con base a esto, la OCDE sigue considerando una buena medida que los bancos centrales continúen con su estrategia de elevar las tasas de interés, esto en teoría, desacelera el consumo y ayuda a bajar los precios de la canasta familiar. Pero sigue siendo una aparente contradicción, porque bajar el consumo, precisamente puede llegar a desactivar la economía, tema del cual ha alertado ya el gobierno colombiano ante estas medidas del banco de la república, quienes en varias ocasiones este año han subido las tasas con este fin. Es un riesgo, sí, pero es necesario.
Organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional – FMI, concuerdan con la estrategia del aumento de tasas de interés, pero otros como el mismo Banco Mundial, el cual pienso se alinea con el pensamiento del actual gobierno colombiano en ese sentido, dicen que se deberían optar por políticas que se enfoquen en el aumento de la producción, no tanto en las que fomentan reducir el consumo.
Estos reportes de optimismo plantean entonces la discusión sobre si es bueno seguir o no subiendo las tasas de interés desde los bancos centrales de cada país. A su vez, cambian las perspectivas de consumidores e inversionistas para este 2023. En Colombia, por ejemplo, ya lo planteó el presidente Gustavo Petro, quien es un convencido de irse más por el fomento o estímulo a la producción, contra la subida de tasas para desestimular consumo previniendo la inflación. Él comenta que las tasas de interés incrementadas en Colombia, servirán de correa de transmisión de la recesión mundial al interior de la economía colombiana, palabras textuales del presidente.
No dejan de ser señales de alerta, también son una gran crítica del gobierno hacia el Banco Central, ya que es prudente ver todo el contexto económico mundial para esta toma de decisiones. Pero a pesar de todo, estas perspectivas son positivas, la palabra recesión para el este 2023, comienza a alejarse, más aún persiste la desaceleración. El Banco de la República prevé un leve crecimiento en Colombia del 0.7% para el otro año, mientras que el FMI prevé un 2.2%, Fedesarrollo en su encuesta entre los consultados, pronostican un crecimiento entre el 1.8% y el 2,9%.
El mismo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hace poco manifestó que no piensa que haya una recesión, pero que, si la hay, será pequeña, piensa que talvez se retrocederá, pero muy poco, allá también han subido las tasas de interés. Y como dicen por ahí, sí, el palo no estará para cucharas, pero poco a poco las perspectivas van cambiando hacia un mejor horizonte económico en este cercano 2023.