Si nos pidieran poner un rostro a la jugadita que le hicieron la mayoría de los integrantes de la plenaria del Concejo de Bogotá a quienes se declararon en oposición a la Alcaldía de Carlos Fernando Galán, sin duda alguna la elegida sería la del concejal de Cambio Radical, Rolando González, quien aceptó la postulación de sus colegas para aspirar a la Segunda Vicepresidencia de la Corporación, sin darse la oportunidad de analizar si era conveniente o no.
Por supuesto su elección para el cargo no se hizo esperar y acto seguido, llegaron las críticas al Concejo de Bogotá por no dar espacio en la mesa directiva a la oposición. Es claro que los cabildantes que planearon esta jugadita no calcularon lo que se podía venir porque este mismo procedimiento se repitió en otros lugares del país, siguiendo el mal ejemplo.
Dice el concejal Rolando González que, aunque la ley dice que se debe dar espacio a quienes no acompañan al gobierno de turno para que participen en una de las vicepresidencias de las corporaciones de control político, en el momento en que se dio la elección, ninguna de las bancadas había oficializado su posición ante el Consejo Nacional Electoral, que esto se había hecho únicamente de palabra.
Aunque este argumento es cierto, ante los ojos de la opinión pública resulta poco creíble, porque los políticos en nuestro país no consultan las leyes para cumplirlas. Para nadie es un secreto que estos señores acuden a las normas para encontrar los vacíos y hacerles el quite y así de paso salirse con las suyas.
Puede que el concejal Rolando González no haya planeado ni orquestado la jugadita, puede ser que la postulación lo haya tomado por sorpresa. Lo que no entiendo es la razón para haberla aceptado, si de antemano sabía de la existencia del Estatuto de la Oposición al que Cambio Radical, su partido, acudió para hacer respetar su derecho de no acompañar a la administración de Claudia López.
¿Por qué dejarse llevar como oveja al matadero? ¿es que acaso el concejal Rolando González no sabe que decir No también se vale?
Quienes orquestaron este plan para no darle espacio a la oposición en Bogotá están muy tranquilos porque saben que los ojos del país no están sobre ellos sino sobre la persona que escogieron para llevar a cabo su macabra idea. ¿Quiénes son? Nunca lo sabremos y aunque lo sepamos, ellos jamás lo van a admitir, así que ni para qué perder el tiempo buscando a este especie de conspiradores.
Aunque es claro que la imagen del Concejo de Bogotá quedó mal parada ante la opinión pública nacional por cuenta de esta jugadita, también es cierto que la cara de esta jugadita es la del concejal Rolando González, quien, por no saber decir, No, se encuentra en una situación bastante incómoda, así no lo reconozca y asegure que está tranquilo.
El cabildante González dijo que hará una especie de retiro espiritual durante este fin de semana y que el lunes dará a conocer su reflexión final y cuál es su conclusión, que esperaría sea la mejor y que ayude a restaurar su imagen y que de paso aprenda a decirles No a sus colegas, especialmente a los que no se caracterizan por jugar limpio.