El momento económico y social por el que atravesamos a causa del impacto de la crisis sanitaria nos ha convocado a leer con atención las grietas del sistema de seguridad social en salud y reconocer su valor determinante en la construcción de una cotidianidad en la que la ciudadanía tenga acceso real a una mejor calidad de vida. El proyecto de ley 010 – o sea, la reforma a la salud- quiere todo menos eso.
Este proyecto ni por error presenta un plan de eficiencia y transparencia en el manejo de los recursos y de lucha Anticorrupción en la ejecución de los recursos. Incluso se pierde la oportunidad de asignar por meritocracia las gerencias de hospitales públicos.
Esta reforma sigue contemplando la prestación de los servicios de salud como un negocio y a los pacientes como mercancía. Es necesario dar un vuelco a este enfoque y entender que la salud es un derecho de todos y cada uno de los y las colombianas. No se puede mantener un modelo en el que unos pocos hacen negocios con la salud y juegan con la plata de toda la ciudadanía.
Esta reforma es politiquera y no propone soluciones de fondo para los problemas de acceso y prestación de los servicios de salud. Si ese documento fuera serio yo sería el primero en defenderlo y apoyarlo.
Es imposible pensar un cambio del sistema general de seguridad social en salud sin tener a los usuarios y a los trabajadores como una prioridad. El proyecto de Ley 010 no habla en ningún momento sobre facilitar el acceso a medicamentos y procedimientos ni sobre acortar los tiempos de espera para la atención. Si la transformación en el sistema no es al mismo tiempo una mejora en la calidad de vida de las personas: ese cambio no sirve para nada.
Esta reforma al sistema de salud no contempla la salud mental en un solo renglón. Este es un país con un sinfín de traumas que deben ser atendidos. Si a esto sumamos la profunda preocupación que ha ocasionado la crisis del covid, lo prudente es aterrizar la política nacional de salud mental y estandarizar protocolos de atención.
El 010 tampoco contempla en lo absoluto fijar protocolos de telemedicina. Tan necesarios en la actualidad. Es curioso que todos los protocolos que se han puesto en marcha han sido fruto de la improvisación.
El proyecto de Ley 010 es muestra de un terrible enfoque de salud pública. En esta reforma se otorgan facultades a la fuerza pública que nada tienen que ver con la correcta aplicación de una política pública de salud. No solo fueron incluidos de afán, sino que por momentos queda la sensación de que proponen cambiar los estetoscopios por tonfas y eso es inaceptable.
Finalmente, la reforma a la salud que propone el Gobierno no responde a la ley estatutaria de salud y de ser aprobada sería un gravísimo retroceso para el país. Con todo eso dicho aun hay parlamentarios que ponen el beneficio de privados por encima de sus electores.
Aprovecho para invitar al Presidente Duque, Ministro Ruiz y partidos de gobierno, en especial a Cambio Radical, con Vargas Lleras a la Cabeza a que agachen la cabeza y escuchen al país. Aun cuando retirar otra reforma pueda parecer una derrota más de su Gobierno, la historia sabrá reconocer que -aunque tarde- los clamores de la gente fueron atendidos. En sus manos está ponerse del lado de la ciudadanía en lugar de confrontarla y amenazarla como si de enemigos se tratara, a la larga la victoria será para el país.
Si a fin de cuentas su sordera permanece y el dictamen se hace crónico, la historia también sabrá reconocerles como la viva muestra de que Siempre habrá quienes defienden lo indefendible.