Sobre meritocracia y políticos vulgares y corruptos

Marcial Muñoz

Confidencial Colombia. Desde mi rincón. Opinión.

Pensar que los pobres son pobres por culpa de los ricos es como creer que uno es gordo por culpa de los que salen a correr todas las mañanas al parque. Cada uno construye su propio camino y es (o debería ser) consecuente y responsable de sus actos. En esta sociedad infantilizada es más fácil echar la culpa a los otros de los reveses que la vida nos da, irremediablemente, que asumir responsabilidades. Quejarse de todo sin hacer mucho, o cada vez menos por intentar cambiar las cosas en lugar de esperar a que otros nos las solucionen. El deporte nacional: la queja.

Es evidente que existen condicionantes para que unas personas tengan más probabilidades de éxito social en la vida que otras: entornos afectivos estables, acceso de buena educación, unos padres decentes que inculquen valores… indudable. Pero no es menos cierto que todos conocemos personas que lo han tenido todo de cara para triunfar y tiraron su vida a la basura, ya sea por pereza, por inconsciencia o vicios inconfesables; y por supuesto todos sabemos de historias de superación admirables. Personas que de no tener nada, jugaron bien sus cartas y lograron ascender socialmente, en algunos casos, hasta donde es difícil imaginar en una sociedad tan ‘perversa e injusta’ como los populistas nos quieren hacer creer. Más trabajo, más meritocracia y menos quejarse.

Pero claro, vivimos en el facilismo y la inmediatez. Hechos que explican que mucha gente pierda las ganas de trabajar y conformarse con lo que ‘Papá Estado’ le pueda más bien subsidiar. Peor aún, vivimos en el populismo político, en el que dirigentes mediocres saben esto. Cultivan más mediocridad entre los ciudadanos. Generar tensiones en la sociedad, dividiendo entre buenos y malos, rojos y azules, ricos y pobres; o gordos y flacos, eso les da réditos. Logran su objetivo de distraer la atención mientras malversan millonadas por otro lado. Y ciertamente está pasando.

Igualitarismo mental

Lamentablemente, cada vez las historias de superación las veremos menos. Y a diferencia de lo que la mayoría se cree no es por culpa de la ‘brecha social’ entre ricos y pobres, esa siempre ha existido. De hecho, esa brecha antes de la revolución industrial era mucho más grande. Casi insalvable. No, la clave de esta nueva sociedad digital que están construyendo es la del ‘igualitarismo mental’, la homogenización del pensamiento, que todos actuemos y reaccionemos igual. Hacer creer a la gente que es incapaz de muchas cosas si no es con la ayuda del gobernante de turno. Nada más lejos de la realidad. Ellos son los que no son nada sin la gente.

El colectivismo es un cáncer. Y uno de los vehículos más eficientes empleados por los políticos para acabar con el pensamiento, y por consiguiente, con la libertad. Pretenden agrupar a las personas en segmentos para robarles su capacidad de decisión, de pensamiento, su identidad individual. Hoy son muy típicas las políticas de trincheras de grupos sociales: ecologistas, feministas, LGTBIQ+, religiosos, ateos, agnósticos, liberales, socialistas, veganos o carnívoros… Cada tribu tiene su trinchera… cada grupo queda encasillado y todos los miembros de la manada tienen que pensar igual y diferenciarse expresamente de los otros, porque eso es el activismo. Trabajar para otros, los poderes que mueven ese grupo y que normalmente viven muy bien a costa del rebaño. ¿Por qué? ¿Por qué debo pertenecer a un colectivo? Y si pertenezco porque lo decido libremente y me gusta ¿Por qué debo de pensar igual que todos los miembros del grupo? Déjenme comer carne y amar el medioambiente, estar en contra del aborto y tener conciencia social.

Ruptura social

Debemos luchar para evitar volvernos unos parias sociales. No se dejen manipular ni encasillar por los políticos que hablan mucho y hacen poco. Bueno, normalmente hacer hacen lo contrario de lo que predican precisamente. Los reyes de la demagogia.

Desde que los mismos organismos que estructuran la educación pública plantean el que ‘ya no existe fracaso escolar’ dan por hecho que tampoco debe existir ‘el éxito escolar’. Es decir, se traslada a los jóvenes el mensaje que da lo mismo hacer las cosas bien o mal, o incluso hacerlas o no hacerlas. El resultado es esa gris homogeneidad.

Con esas perspectivas, estamos perdidos y matando las ilusiones de las próximas generaciones. Acabar con los valores de la cultura del esfuerzo, o sustituir la meritocracia por un falso igualitarismo de cuota es la mayor amenaza a nuestra especie. Lo pagaremos muy caro si no reaccionamos.

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Marcial Muñoz es periodista, consultor político y director de www.confidencialcolombia.com