Por: Jaime Acosta Puertas
El virus continúa creciendo, mutando, desorientando, contagiando y matando, mientras los científicos trabajan para descubrir la vacuna y estudiar los medicamentos que sanen a los contagiados.
Cualquier escenario sobre el futuro de la economía y de la sociedad, debe considerar un momento de inflexión, otro de transición y uno de reinvención. Por eso hay que pensar más en la sociedad que viene, y no tanto en mantener la economía y la sociedad de ayer, porque la gente cada día que pasa en confinamiento, con restricciones e incertidumbre, no quiere volver a la película que ya vio.
Países con menor desarrollo industrial y tecnológico, como Colombia – que en los últimos 30 años no construyó un sistema industrial para desarrollarse como nación -, científicos, ingenieros, médicos y empresarios están diseñando equipos, dispositivos, bioseguridad, e investigando para aportar en el descubrimiento de la vacuna.
Luego del Cienciatón que produjo tan buenos resultados, el MinCiencias ahora financiará la adecuación de laboratorios para hacer un mayor número de pruebas que permitan modelar escenarios menos inciertos sobre el comportamiento del virus, y de esa manera tener una perspectiva más cierta de lo que puede venir y se debe hacer.
Pocos países avanzados tienen excedentes de equipos y dispositivos para vender, pues las victorias tempranas ahora tienen la amenaza de rebrote del covid, y donde mas daño está haciendo más se demorarán en controlarlo y por tanto más necesidades tendrán para proteger a sus millones de habitantes.
La ortodoxia neoliberal de los organismos multilaterales y de las tecnocracias que hacen la política económica, los gremios de la producción, y un gobierno presionado, piensan que el estado debe hacer el mayor esfuerzo – cuando los trillones de acumulación están en el sector privado para equilibrar la carga – , sin embargo, aun les falta explicar hasta cuando las medidas son macroeconómicamente sostenibles, que harán si la pandemia dura 18 meses o más, cuál su impacto y cuáles cambios vendrán para el sistema productivo y la sociedad, y de que tamaño son las economías de escala y el tiempo para que el país se pueda autoabastecer de muchas necesidades del sistema de salud. Se trata de llevar los análisis más allá de pronosticar un desempleo alto, decrecimiento profundo, aumento de la pobreza y de la informalidad, indicadores que asustan pero nada dicen si no se tienen políticas adecuadas para entender y responder a una contingencia abrumadora y desconcertante.
Países como Colombia, con déficit tecnológico y productivo, no puede obsesionarse con el salvamento económico sin tener una visión de la economía que viene para intervenir la economía que queda. Por tanto, llevar nuevamente la gente a las calles para ver si algún milagro económico ocurre, es arriesgado si el sistema de salud no está más preparado para contener el virus.
La primera línea
Los países desarrollados tienen sistemas productivos avanzados, conocimiento y recursos monetarios. Colombia y los demás países latinoamericanos muestran rezagos en los tres frentes. Brasil, en los últimos cinco años destruyó el proyecto productivo y científico tecnológico que había construido en los quince años anteriores. La dependencia tecnológica de América Latina ahora le pasa factura por su condición de patio trasero de una superpotencia de la cual ni un tapaboca se ha recibido.
Colombia produce pocas cosas para el sistema de salud. Entonces, con afán está desarrollando capacidades tecnológicas y productivas, lo cual está bien, no hay otro camino, porque si no es rendirse a la pandemia. Sin embargo, los ministerios de salud y de comercio e industria le apuestan más a la importación de equipos y dispositivos, antes que acelerar los desarrollos que están surgiendo desde las universidades, con apoyo de importantes empresas, y del MinCiencias, el cual adelanta una gran tarea liderada por la ministra, que afortunadamente es una científica que entiende el problema para impulsar acciones que ayuden a la contención.
El presidente está en mora de impulsar una estrategia de desarrollo productivo y de innovación en torno a este coronavirus. Lo que se haga ahora será la base de una nueva industrialización porque Colombia no puede volver a una irracional dependencia tecnológica en la cual nos ahogó el neoliberalismo en los últimos treinta años.
La coordinación es posible entre partes que piensen en la misma línea, porque si un ministro le apuesta a los desarrollos nacionales y otro a las importaciones, genera un conflicto con el cual pierde la salud, la economía, el gobierno y la ciudadanía, pero gana el virus. La gente, antes que seguir escuchando del tal aplanamiento de la curva, desea acciones que muestren la capacidad del país para superar el coronavirus, porque la cuarentena protege y salva vidas pero nada más.
Escuché en RCN Radio al presidente de alguna asociación de universidades diciendo que los centros de investigación han dado magnífica respuesta a necesidades del sistema de salud, lo cual es cierto, pero que de ahí en adelante el problema no es de ellas.
Este enfoque es errado y tiene un rezago de medio siglo. Así no lo hacen las universidades de los países desarrollados y de los emergentes más innovadores. Allá hay una sincronía normativa y de acción para que la universidad, las empresas y el estado estimulen la investigación universitaria y de las empresas y establezcan relaciones permanentes entre las dos partes, con apoyo de un estado emprendedor que actúa para que la innovación fluya, generando un círculo virtuoso de investigación, innovación y producción.
Billones está destinando el gobierno para asistir a los más vulnerables, y billones están en camino desde los dineros públicos a los empresarios por la vía de los bancos, que se aumentaron los dividendos a repartir antes que trasladar recursos urgentes a la economía.
Menos difícil de implementar el paquete social porque el económico tiene que ponderar una cantidad de variables pues no hay plata para todas las mipymes, y dado que un alto porcentaje, sobre todo de microempresas, van a desaparecer por cambio en las prioridades de la gente y caída de la demanda. Cuando pase el ciclo cuarentena – gente a la calle, que comenzará el 27, se podrá observar las empresas que sobreviven y las que vendrán.
Reinvención en tres momentos
Destrucción creativa. Unos negocios van a desaparecer y otros van a sobrevivir, para estos debe haber una estrategia de restructuración pronta y masiva que deben realizar las universidades, gremios, profesionales independientes, firmas de servicios del conocimiento, y sector financiero que tiene la plata pero no la suelta.
Estos negocios entrarán a la fila de beneficiados por créditos, refinanciación y condonaciones, y el gobierno subsidiando nóminas durante los meses de la reinvención, según tamaño de las empresas y la complejidad de su reestructuración.
Transición. En anteriores columnas ya hablé de esto, pero resumo diciendo que junto a la ciencia y la tecnología, en la primera línea debe estar la agricultura, la agroindustria, y las industrias y servicios para el sistema de salud, complementadas por las industrias 4.0, electrónica y energías alternativas. En la segunda línea la infraestructura porque Colombia no puede quedar desconectada y desintegrada, y la construcción, porque en las ciudades no pueden mostrar edificios a medio hacer dando una imagen de ciudades con ruinas modernas.
Reinvención. Lo más importante, son los nuevos emprendimientos que emergerán, porque a los commodities minero energéticos los eliminará el COVID, considerando que la primera ganancia que está dejando el virus, es un mejor aire y la recuperación de ecosistemas.
A los emprendedores e innovadores del cambio no se los puede dejar solo en manos del mercado, que ahora no sabe para donde coger. Un estado emprendedor es el que debe impulsar la reinvención para darle rumbo y esperanza a la nación.
Presidente, estoy en el otro andén político de su gobierno, amigo del sí a la paz, pero vivimos y compartimos una urgencia nacional. En esas condiciones estoy a su disposición para exponerle desde la economía de la innovación la estrategia de la primera línea contra el COVID-19.