En Bogotá durante el mes de mayo el hurto a bicicletas aumentó un 60%, y representan cerca de un 24% del total de denuncias por robo durante la cuarentena, sin contar, con las frecuentes denuncias de ciudadanos por atracos a casas y conjuntos residenciales. Esta semana, en un reconocido centro comercial en la ciudad, atracaron con silenciadores y en menos de 40 segundos, una prestigiosa joyería del centro comercial Gran Estación; el hurto fue evaluado por más 600 millones de pesos, sin contar con relojería y otros bienes comprometidos en el hurto.
A pesar de las medidas de confinamiento, que han obligado a cientos de ciudadanos a quedarse en sus casas y restringir toda actividad social. Durante las últimas semanas hemos visto, desde el incremento de los tradicionales robos de bicicletas, hasta atracos “de película” a conjuntos residenciales y locales comerciales. No siendo suficiente con las cifras desmedidas del aumento de contagios, ahora le sumamos el miedo a ser “atracados a domicilio” en Bogotá.
Aunque lo más lógico sería, que gracias a la cuarentena la inseguridad fuese un tema menos del que preocuparnos, la realidad muestra cómo las bandas delincuenciales se han estado “reinventando”, mientras la alcaldía saca pecho con cifras que dicen que “no pasa nada” y se lava las manos diciendo que todo es culpa de los policías en licencia por el Covid -19. Mientras tanto, los bogotanos no sólo se sienten inseguros de salir a las calles desoladas de la capital, sino de estar en sus casas y recibir la visita de delincuentes armados, dedicados a saquear y a desocupar apartamentos con una logística como “de película”.
Esta semana, en un edificio del norte de Bogotá, varios asaltantes armados, se tomaron un conjunto residencial y desocuparon cerca de tres apartamentos a plena luz del día, con todo y residentes, seguridad privada y cámaras de seguridad entre otros.
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Para muchos ciudadanos, la incertidumbre, la crisis económica, las millonarias pérdidas del comercio y de miles de empleo; han propiciado un crimen más organizado y efectivo en Bogotá. Mientras la alcaldesa le echa la culpa a la policía nacional, muchos ciudadanos se preguntan cómo protegerse de mayores pérdidas y necesidades durante esta cuarentena, pues el crimen y la ilegalidad, resultan ser una alternativa para suplir las necesidades que dejan la falta de ayudas del distrito, en ciertas localidades de Bogotá. Al final del día, los ciudadanos temen una ola de saqueos y caos por causa del hambre y la desigualdad que padecen algunas familias bogotanas.
La gran pregunta que nos hacemos muchos ciudadanos es ¿Le quedó grande a la alcaldesa, administrar Bogotá o se va a seguir lavando las manos culpando al gobierno y a cuanta institución tenga a la mano?, las cifras oficiales no muestran que la seguridad mejore en Bogotá y queda una clara confusión en la ciudadanía de lo que está ocurriendo.
Pero claro, confundir parece la constante en la alcaldesa. Para la muestra recordemos cuando dijo que se habían repartido cerca de 1.700.000 en mercados y ayudas, como lo anunció ella misma en Noticias Caracol, cifra que fue discutida por Carlos Fernando Galán quien aseguró que dichas ayudas no superaban las 130.000. ¿Quién miente y quien dice la verdad?
Vemos también que la alcaldesa dijo que se tendrían las camas y respiradores suficientes al finalizar la cuarentena, y hoy superamos una ocupación del más del 60% dejándonos a puertas de una alerta roja en el sistema de Unidad de Cuidados intensivos de la capital.
Cabe resaltar a la alcaldesa que ella es la máxima autoridad del orden público de la ciudad, y que por ende tiene a su control la policía metropolitana y otras entidades del servicio público distrital, y que le queda muy mal echarle la culpa a sus funcionarios, entidades y gobierno nacional, mientras se gasta los recursos de la ciudad inflando su ego en encuestas que aplauden cifras alejadas de la realidad de los bogotanos.
Alguien que le recuerde a la alcaldesa que está en el segundo cargo de elección popular, más importante del país.