Tocancipá, es un municipio al norte de Bogotá vía a Tunja a 30 minutos de la capital colombiana, con una de las zonas de mayor desarrollo y atracción de importantes compañías de nacionales y el exterior. De esta manera, las decisiones de sus dirigentes son claves para el desarrollo de megaproyectos, muy fuerte la vivienda y el desarrollo industrial, lo que conllevan a la generación de registros financieros, catastrales, tributarios, mercantiles y migratorios a cargo del alcalde elegido.
De nada le sirvió al exalcalde Walfrando Forero la gestión de campaña para nada austera en la que pretendía volver a la alcaldía de Tocancipá. Este disputó la alcaldía con el candidato Nelson Castelblanco quien obtuvo el segundo lugar y que se acobijan constantemente en la contratación manifestada en los periodos anteriores.
Muchos de sus electores ven la cercanía, la gentileza y los aportes voluntarios que en gran medida cautivaba a una parte del municipio como grandes conciertos, proyectos de vivienda haciendo firmar a sus beneficiarios en campaña comprometiéndolos, entre otros.
Uno que pude apreciar a través de registros en su cuenta de Facebook, fue “el gran banquete de Semana Santa” donde entregó una buena bolsa con 5 peces y pan para los asistentes. Lo más curioso es que en pandemia sus redes sociales fueron casi nulas, nada de donaciones, de entregas generosas y otras que en particular muchos de los Tocancipeños pudieron necesitar.
El tema es que ahí inicio el proceso de campaña, el señor Forero con su gentileza de siempre y en su finca San Esteban se reunía periódicamente y convocaba a su fanaticada para abonarlos en un plato de comida y en proyectos que vendrían al municipio, como cualquier candidato que busca, gasta, luego debe recuperar y al final debe saber justificar.
Irresponsablemente para el exalcalde elegido en tres ocasiones y una vez como concejal, sabiendo que tenía una investigación en curso en la Procuraduría por enriquecimiento ilícito precisamente por “no saber justificar” 951 millones de pesos en su último periodo, continuó su camino.
Su investigación data de su ultimo periodo como alcalde (2026-2019), pues para el año 2016 sus ingresos reportados por salarios netos fueron de $117 millones, cifra que se incrementó al año siguiente a $172 millones y el año 2018 obtuvo algo similar al 2017.
No obstante, el cruce de la información da cuenta que el mandatario tiene un patrimonio a 2018 de $1.153 millones. Un capital soportado en cuatro vehículos e inmuebles en Bogotá, Sopó, Puerto Concordia, Acacias y Guamal en el departamento del Meta.
Los cruces de datos en la Dian reflejan inconsistencias, que, por ejemplo, en el año 2016 los ingresos recibidos como alcalde e identificados en las declaraciones de renta fueron por $155 millones, pero $412 millones que fueron reportados en ese mismo año se desconoce su origen.
Al año siguiente se identificaron $206 millones, pero también $412 millones que fueron declarados ante la Dian no pudieron ser identificados, según el informe de análisis financiero. Confidencialmente, este reporte indica que los gastos de Forero son superiores a los ingresos obtenidos en sumas superiores a $233 millones para los años 2016 y 2018 que corresponden a diferencias patrimoniales por justificar.
A esta investigación también está su esposa Liseth Andrea Reina Bulla, quien no posee bienes, pero sí movimientos importantes de sus cuentas en los bancos Davivienda y Bancolombia, quien poseía consignaciones en sus cuentas bancarias sin origen determinado durante los últimos tres años de mandato que ascienden a los $122 millones.
También está su hija, Maryi Vaneza Forero Arévalo, quien obtuvo diferencias significativas en el último periodo del exalcalde… En 2016, le ingresaron $148 millones a sus cuentas, para 2017 $175 millones y el año 2018 se incrementó a $184 millones, donde solo aparece con una cuenta de ahorros, un crédito de consumo, tres tarjetas de crédito activas y otras cuatro saldadas. En los análisis nadie entiende de dónde sacó $508 millones que se movieron por sus cuentas.
La Procuraduría haciendo bien su trabajo, confirmo en segunda instancia lo que inicialmente sabia y le impuso una inhabilidad de diez años y seis meses por un incremento patrimonial injustificado.
Este tendrá que rendir ante la justicia mientras se decide su remplazo, pero lo más triste es que como en la mayoría de estos casos, la ciudadanía es convencida que aún sigue siendo el mejor.
Ivan Santisteban