A menos de año y medio de que haya relevo de gobierno, es hora de empezar a analizar el mapa político y de sintonizar las realidades del país con los grandes anhelos ciudadanos, el de los cambios y transformaciones sociales tan ausentes en los últimos períodos presidenciales.
Es por eso, que quien aspire a llegar a la Casa de Nariño, el 7 de agosto del próximo año, debe tener claro la realidad nacional, sus potencialidades, sus oportunidades, pero también sus grandes problemáticas, es decir, son muchos los desafíos en todos los frentes que hay que resolver.
Necesitamos que el próximo presidente, además de ser un líder natural, tenga el país en la cabeza, que escuche el clamor nacional, que resuelva problemas, que impulse las grandes reformas que hoy requiere con urgencia Colombia, que este al servicio de los más vulnerables y no del lado de los más poderosos. Los ciudadanos reclaman un cambio en la forma como se gobierna al país y es momento de hacerlo.
Ante este escenario, las fuerzas políticas tienen esa gran responsabilidad de escoger a sus mejores hombres y mujeres para que lleven esa vocería, para que le planteen a Colombia un nuevo escenario, donde recuperemos la esperanza y el rumbo perdido en este gobierno.
En el caso del liberalismo, como es de conocimiento público, han surgido fricciones, divisiones y diferencias internas que desdibujan los verdaderos postulados e ideales de nuestro partido. Es momento de empezar a subsanar los errores del pasado y apostarle a la reunificación liberal y convertirnos de nuevo en alternativa de poder.
Para lograr esto, es necesario que el partido dé un gran salto, que se sintonice con lo que clama el país, que se restaure como un partido progresista y no de derecha, que se tiendan también lazos de diálogo, hay que buscar alianzas con partidos que tengan la misma proyección política, de principios y valores.
Por eso, el liberalismo ha planteado a Cesar Gaviria, a Humberto De La Calle, a Juan Fernando Cristo, a Alejandro Gaviria, a Juan Manuel Galán y a Luis Fernando Velasco que se tomen un café por el bien de Colombia y no cometer los errores del 2018. Que no se impongan los cálculos políticos a lo que requiere el país que es la recuperación del aparato productivo y el empleo nacional, la vida, la democracia, la paz y una lucha frontal contra la pobreza, la marginalidad, la desigualdad y la corrupción
La reunión del pasado viernes entre el expresidente Gaviria y la familia Galán, es un buen augurio y un buen mensaje para el país político, ese tipo de escenarios los necesitamos más, el diálogo siempre será la salida a los problemas, es necesaria la reunificación del partido.
Necesitamos un partido vigoroso, unido, que escuche a nuestras bases liberales, que sea alternativa de poder, que logremos alianzas importantes con otros partidos políticos, no de derecha, sino aquellos que estén conectados con resolver los grandes problemas nacionales.
La presidencia de la República necesita de un colombiano ejemplar, que represente verdaderamente los intereses de los más desamparados, de los compatriotas que habitan la Colombia profunda, que combata las mafias, la corrupción, el narcotráfico, pero que también impulse las grandes reformas sociales que requiere el país.
Todo esto también depende, en buena medida, de una ciudadanía educada electoralmente, de personas con criterio para que no se dejen deslumbrar por cánticos de sirenas de la derecha o por el que diga el señor del Ubérrimo, o el candidato de los conglomerados económicos, le llegó el momento al país de dar un giro de 180 grados y enderezar el rumbo.
Es tiempo de cambiar, tenemos todo para ser un país próspero y más equitativo, pero para lograr eso, necesitamos saber votar, elegir al mejor está en nuestras manos, así que vamos entre todos por ese nuevo país, el de las oportunidades, el de la paz, el de la justicia social, el del empleo y la productividad, el que garantice el respeto a la vida, el de la honestidad. ¡colombianos, el tiempo del cambio se aproxima!