Desde que la Constituyente empezó sus reuniones hace 30 años (5 de febrero de 1991) hasta su culminación el 04 de julio del mismo año, dijo que el salario que se iba a cancelar a los elegidos al Congreso de la República (senadores y representantes a la Cámara) era para que solamente fueran congresistas, es decir, para que se dedicaran a hacer las leyes, reformar la Constitución y ejercer el control político sobre el gobierno y la administración (artículo 114 Constitucional). En síntesis, lo que la Constituyente dijo era que no los quería ver en cosas distintas que sirviéndole al país político, al país nacional y al país regional, haciendo normas que favorecieran la actividad político-administrativa de los habitantes. Necesitamos un verdadero Estado social de Derecho, no es más, (artículo uno Constitucional).
Y no ha sido fácil, no porque no hagan lo que tienen que hacer, que además lo hacen, mal o bien según lo percibe la ciudadanía, sino que su tiempo de trabajo es demasiado poco en comparación con lo que le toca hacer al resto de los ciudadanos de Colombia.
Se dirá por los congresistas que eso no es así, que trabajan mucho, que convencer a un presidente o a un ministro (sobre todo al de Hacienda) de cubrir las necesidades de una comunidad es una labor muy difícil, que la impaciencia de los colombianos no ayuda para nada, que hay un desorden impresionante en los proyectos comunales, que las comunidades no saben que es lo que quieren, que los sectores se pelean entre sí y no dejan progresar los proyectos, en fin, tantas cosas ciertas de una y otra parte que todo es un desbarajuste.
Lo que molesta no es lo que ellos trabajen o ganen; lo que molesta es que desde el Congreso se hacen una cantidad de normas que afectan los recursos económicos y el bolsillo de todos los colombianos, menos el bolsillo y los recursos de los congresistas, porque un salario de 33 millones de pesos mensuales no tiene por qué afectar a nadie. Ni más faltaba.
Empecemos; los congresistas aprueban una reforma tributaria siempre favoreciendo al gobierno tomando los recursos de la gente común y corriente que gana muy poco; los congresistas aprueban el incremento del IVA que lo tienen que pagar todos los colombianos pero que es más sufrido en el pueblo y no en los ricos; aprueban la fórmula para el incremento de la gasolina que tiene más impacto en las clases sociales que ganan menos que los congresistas; aprueban una reforma pensional que le quita a todos los colombianos la mesada catorce y eso afecta más a los colombianos más necesitados; apoyan al gobierno en el incremento descaradamente bajito comparado con sus aumentos descaradamente altos; trabajan solamente ocho meses en el oficio para el que les pagan mientras el resto de colombianos tiene que moler y quemarse la espalda mínimamente 11 meses y quince días, si es que esos 15 días los puede descansar.
Y obvio, los congresistas van a defender su misión señalando que su actividad es tan importante que ellos son los que tienen que hacer las normas para que el país se encuadre en políticas públicas que trasciendan en mejorar la manera de vivir la comunidad. Totalmente de acuerdo, y, ¿dónde están esas normas?.
Por ejemplo, ¿cómo han ayudado a la actividad educativa desde el Congreso para que los estudiantes puedan estudiar y a más bajo precio y con mejor calidad?.
En Chile la actividad universitaria es subsidiada permanentemente.
Por ejemplo, ¿cómo han ayudado a la actividad de la seguridad, para que los colombianos no sean atracados, robados, apuñalados, asesinados y demás, problemas que no tienen los congresistas porque tienen seguridad a placer?.
Por ejemplo, ¿cómo han ayudado a que la actividad laboral o el trabajo de los colombianos sea permanente sin violaciones a los contratos y con garantía de la seguridad social, que además los congresistas tienen garantizada?.
Por ejemplo, ¿cómo han ayudado a que las EPS, IPS y demás nunca prestadores de salud, ofrezcan la salud siquiera parecida a la que hoy disfrutan los congresistas?.
Por ejemplo, ¿cuáles son las obras físicas que nacional y regionalmente han apoyado con recursos nacionales o regionales para que los departamentos progresen en educación, salud o en trabajos o en obras?.
Ahhhhh, pero su trabajo es impresionantemente duro según los congresistas. Qué nos cuenten y nos muestren porque los queremos valorar. Seguro.
Se presenta por estos días al Congreso otra vez la socorrida reforma a la inactividad de los congresistas, pues estos laboran desde el 20 de julio hasta el 16 de diciembre (146 días) y desde el 16 de marzo hasta el 20 de junio (95 días), solamente 241 días al año, pero la ley ordena que se les pague los doce meses completos. Eso no tiene que molestar a nadie; lo que molesta es que todos los colombianos tienen que trabajar 345 días, 104 días más que los congresistas, pero los congresistas aprueban para los colombianos un puchito para un salario mínimo, aprueban un puchito de salud, aprueban un puchito de educación, pero los impuestos que le aprueban al gobierno son más grandes, más caros y los colombianos sin salud, sin educación y sin trabajo. Y eso que los elegimos nosotros.
Que el Congreso de la República apruebe trabajar desde el 16 de enero y no desde el 16 de marzo, recortándoles 60 días de no asistir a la Cámara o al Senado, lo único que resolverá es que vayan más a Bogotá a reunirse con el presidente y los ministros para pedir más puestos para sus familiares mientras que el voto democrático de los colombianos sirve para legalizarles su actividad, una actividad que como la realizan hoy sirve solamente para desestimular a quienes hemos creído que su oficio es necesario para hacer más vivible una democracia.
De manera que al celebrar los primeros 30 años de haber iniciado con la Constituyente el camino de las mejores reformas para un país desestimulado por la clase política y agobiado por las normas sin misericordia de los congresistas, nos encontramos después de 6 lustros con las mismas razones que nos llevaron a votar para hacer una nueva constituyente. Y así sucesivamente, hasta que la muerte nos haga olvidar lo que nunca harán los actuales representantes y senadores, aunque haya columnas que digan que su trabajo es casi comparable con el que realizan los mineros o los transportadores o las madres sustitutas o los cargadores de bultos de las plazas de mercado de Colombia.
Los congresistas saben que el gobierno nacional les va a agradecer todos esos beneficios y bondades que amablemente tienen cuando le aprueban los nuevos impuestos o cuando aprueban quitarle la mesada a los pensionados o cuando ponen impuesto a las pensiones, o cuando aprueban la nueva fórmula de incremento a la gasolina o cuando aprueban las concesiones en ese hamponaje en los peajes, o cuando aprueban incrementarle el IVA a todo; muy igualito a lo que hacían los nazis cuando matando a los judíos pensaban que el mundo les iba a agradecer por tan inconmensurable beneficio. No estamos lejos de pensar y actuar como los fascistas.
Así estamos aquí, un Congreso elegido por nosotros, aprobando todo lo que al gobierno le da la gana de gravar y castigar al pueblo pobre, pensando que el gobierno les va a agradecer y a premiar por tan grandes beneficios a la patria. Y de pronto esa es la razón por la cual actúan así, por qué no.