La guerra entre Rusia y Ucrania exige una lectura geopolítica de dimensiones militares y económicas, también de narrativas sobre las libertades y la democracia; en un conflicto con amplias connotaciones ¿Quién se beneficia de la prolongación de esta guerra? Una guerra prolongada implica un debilitamiento de Rusia y un recrudecimiento de las sanciones y sus efectos, desaparecerá Rusia como potencia mundial, relegada y sujeta a los condicionamientos de su homólogo autocrático (China), en tanto, Estados Unidos mantendrá su prevalencia en el mundo y fortalecerá su posición. Desde otra perspectiva, una nación democrática desangrada, europea además, será vista como una derrota para Estados Unidos y Europa. Las decisiones de Putin han derivado en la configuración de un nuevo mapa, de un Nuevo Orden Mundial en donde él es el gran perdedor.
La economía mundial está completamente interconectada las sanciones aunque se impongan a Putin tienen un efecto global, los más afectados serán los sectores desfavorecidos y pobres. Joe Biden ha anunciado una crisis alimentaria de la magnitud que se produjo en los tiempos de la Gran Recesión; Ucrania exporta aproximadamente el 16% del maíz y Rusia el 40% del trigo mundial, además es el principal exportador de fertilizantes estos son absolutamente imprescindibles para las hortalizas y los granos que se producen en América Latina, también, exportados a Europa y Estados Unidos. Aunque los países latinos no están vinculados a las motivaciones que condujeron a la guerra, van a sufrir las consecuencias.
La actual crisis será una oportunidad para que el mundo se reorganice y se reinvente. El alza en los precios de los commodities representa una oportunidad para Colombia que es un exportador de energía y para Venezuela porque podrá redefinir sus alianzas, hemos sido espectadores de un acercamiento inesperado entre la Casa Blanca y Maduro; esto plantea en términos geopolíticos que Estados Unidos está redescubriendo sus áreas de interés y buscará recuperar zonas de influencia que en las últimas décadas se han acercado más a Rusia.
La guerra le ha dado apertura a grandes debates a nivel mundial y ha planteado la necesidad de establecer una nueva agenda, países latinos como Colombia, Argentina y Brasil etc., ahora tienen el reto y la oportunidad de mirar más hacia el campo, de invertir y explorar en sus recursos naturales geoestratégicos y de convertirse en grandes despensas para el mundo. A la UE se le ha impuesto de manera abrupta una agenda de corto y mediano plazo, debe diversificar los suministros e intensificar los esfuerzos en la producción de energías renovables, especialmente Alemania no puede seguir dependiendo de los hidrocarburos y el gas ruso, ningún país quiere depender de otro en recursos estratégicos, se ha puesto de manifiesto un fracaso en la política Merkel. Es evidente que las sanciones a Putin están fracturando la economía mundial, pero no la paralizará.
Desde una mirada militarista ha sido una guerra convencional, con muchísimas dificultades para Rusia al avanzar en su ofensiva terrestre, los planes de una invasión relámpago se entorpecieron por muchos factores: una estrategia militar mal diseñada que desconocía el terreno, muchas de las zonas por las que intentó ingresar el ejército ruso son humedales que imposibilitan el paso de los acorazados, la falta de equipamientos y suministros, y un enemigo atípico dotado en armas y en informes de inteligencia por la OTAN que le han permitido conocer en cuestión de horas los movimientos de su enemigo, quizás el elemento más importante ha sido la motivación, la unidad y la reivindicación del nacionalismo ucraniano.
Putin no ha sometido a Kiev porque no ha tomado la decisión política de hacerlo, capacidad tienen, pero lograrlo sin destruir la ciudad por completo (núcleo histórico de la cultura de ambos países), es inviable, además violaría abruptamente los convenios de Ginebra. Aunque Europa ha planteado la paz como un imperativo, Putin no se detendrá hasta lograr sus objetivos, algunos ya cumplidos como cortar el acceso al Mar Negro por parte de Ucrania y establecer presencia militar en todo el Este del país, lo otro, es el reconocimiento de la independencia de la región de Donbass y la neutralidad de Ucrania en la OTAN. A pesar de la resistencia ucraniana y de las sanciones económicas, e irónicamente, occidente tendrá que aceptar las condiciones que han llevado a Putin a esta guerra, si quieren la paz, ¿cuánto más podrá resistir Ucrania? Una guerra de desgaste será terrible porque multiplicará el número de víctimas civiles, Estados Unidos pone las armas, pero Ucrania pone los muertos, aunque Ucrania ha mostrado tener gran capacidad en el terreno, Putin tiene el dominio de los cielos basta con que desplegué su gran potencial en aviación.
Existe la tentativa de una tercera guerra mundial, aunque Rusia es uno de los principales poderes militares a nivel global, no tiene suficiente capacidad económica ni militar para lanzarse a una guerra a gran escala y China parece no estar interesada en acompañarlo, al contrario, podría beneficiarse mucho de una Rusia debilitada, un Putin sindicado por la Corte Internacional y etiquetado como criminal de guerra por Estados Unidos. Los expertos no han llegado a un consenso y la historia nos ha enseñado que nada es improbable cuando lo que está en juego son los intereses geopolíticos y la seguridad ¿Estamos frente a lo que en un futuro los historiadores denominarán como la Tercera Guerra Mundial? La única certeza es que el mundo no volverá a ser el de antes.