Un Plan para la vida que tocó mi vida

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Diego Cancino

Nihil est sine ratione, Nada es sin fundamento, así reza la proposición famosa que guió a la modernidad y que Martín Heidegger demolió en la obertura a la post-modernidad. Según el principio moderno todo, absolutamente todo, debe tener una explicación, debe poder responder a un por qué, debe tener un fundamento certero, claro, distinto…sólido. Pues bien, el fundamento de La proposición del fundamento es no tener fundamento, es un hoyo negro sin piso, es un tobogán vertiginoso sin final ni principio, es una regresión al infinito que genera incertidumbre y puede, a su vez, promover la creatividad, la imaginación y nuevos mundos posibles

El día 30 de abril, a las 8:46 p.m estaba escuchando al frente de mi computador quiénes iban a quedar como ponentes del Plan de Desarrollo Distrital 2020-2024. Entre todos los y las integrantes de la comisión de Plan del Concejo se rifan tres balotas. La segunda balota me la gané yo. Sentí una alegría instantánea, luego pánico, luego ganas de volver a verificar si realmente la segunda balota era la de mi nombre. Tenía y tengo claro el fundamento sólido de por qué había llegado al Concejo: construir confianza, contribuir a transformar pedagógicamente esta ciudad y a garantizar derechos de vidas concretas a la luz de la escucha, la incidencia y la voz parlante que puede tener un Concejal. Pero La responsabilidad de ser uno de tres personas responsables de incidir en la propuesta más importante en estos cuatro años para la ruta de esta ciudad, esa opción no estaba de manera expresa en mi cabeza.

A medida que pasaban los minutos la responsabilidad aumentaba exponencialmente, y las claridades y fundamentos disminuían a pasos agigantados ¿Seré capaz? son casi 8.000.000 de ciudadanos y ciudadanas (7’743.955), soy primíparo en esto… al cabo de unas horas y de hablar con el equipo y con mi familia, recordé a Nietzsche y a Heidegger. No hay un asunto más importante en la vida que cuando tus soportes, tus seguridades, tus fundamentos se desvanecen. Allí, cuando esta incertidumbre, vacío y vértigo te invaden, ahí precisamente es cuando uno debe re-crearse, diría Zaratustra –orsú da capo-, ahora sí vamos con toda. La creatividad, la imaginación, el valor estético de la vida adquieren sentido porque permiten crear nuevos sentidos, sentidos que no estaban dados ni planeados a cabalidad.

Comprendí desde el fondo de mis tripas y de mi corazón que tenía que confiar en lo que he dicho: imaginar, confiar, investigar y trabajar colectivamente.

En la redacción de la ponencia el aporte, apoyo y claridad del equipo fue trascendental ¡EQUIPAZO!

Empecé a notar cómo la ponencia se enriquecía con los aportes no de varios concejales, sino de todos los concejales y concejalas. Eso fue emocionante.

Los últimos días fueron de trabajo intenso y discusiones álgidas y enriquecedoras. Descubrí que una palabra o una frase puede transformar una ciudad o la vida de muchas personas. Siempre hubo un trámite desde los argumentos y nada más, eso lo admiré y lo sigo admirando.

Después de radicar la ponencia y a la espera del primer debate la avalancha de llamadas fue impresionante. Llamadas pertinentes y agudas. De colectivos, movimientos sociales, académicos, combos ciudadanos, de mujeres y ambientalistas preocupados, etc. Notar que esas preocupaciones tan válidas quedaron, gracias al trabajo mancomunado entre varios conejales y concejalas, en el Plan es una satisfacción que deja huella vital: las apuestas ambientales, las apuestas de quienes defienden los derechos humanos de las mujeres, las apuestas de los vendedores informales, de los acueductos comunitarios, de los usuarios de las bicis, de quienes se la juegan por cerrar las brechas educativas, de quienes defendemos la vida en su máxima expresión, entre otras.

Vale la pena hacer política y sí, la política es esto: pánico, incertidumbre, arrojo, imaginar, argumentar, construir desde la fuerza colectiva, capacidad de escucha e incidencia, alegrías, presiones y, también, discusiones duras…es en últimas un “zarandeo” no solo de argumentos sino de fuerzas y de micro poderes que hay que entender cómo transformar para intensificar la democracia y el bien público.

Valió la pena esta experiencia y sí creo que se lograron tocar algunas vidas para bien: para mejorar sus biografías, sus entornos y sus anhelos.