Un verano para creer

Necesitaba un tiempo de calma. Y ahí, instaurada en la pausa he podido priorizar lo mío. Ya saben queridos lectores, que a mí lo que me enloquece es la tiranía del tiempo; que te lleva a rastras, de los pelos y a toda prisa por los días, completando años y lustros, hasta que te llena de canas, te salen alas de murciélago y ya ni las pesas pueden poner remedio.

En ese rincón donde el mar te mece y el sol acaricia la piel salada, la mía con urticaria, he logrado olvidar lo que me angustiaba y ahora que he vuelto a lo de siempre, al norte, a ese más al norte de los Pirineos – todo veraneo se acaba- esa angustia se ha convertido en paz; ya saldrán las cosas que no dependen de uno mismo, y saldrán genial, seguro. Pero hay que dejarlas en buenas manos, yo en las manos de Dios, aunque oigan, que cada uno que las deje en las manos de quien quiera y crea conveniente.

De la Eurocopa a Paris

Tal vez lo que me pase es que el algoritmo de las redes y el de mi vida real sólo me muestran las virtudes de esas manos tan poderosas, o que como estoy algo más centrada, calmada, pausada sólo veo su mano paternal a mi alrededor, como cuando uno quiere comprar un coche y empieza a verlo por todos lados, curioso… Dejen que me explique:

Mi veraneo – concepto de vacacionar en verano por un largo período de tiempo- comenzó el día que España ganaba a Alemania en la Eurocopa. Imaginen… el chat de amigos alemanes echaba chispas. La selección española que durante la Eurocopa ha ido ganando adeptos y pegándonos a los televisores, volviéndonos a unir a todos – un milagrito si tenemos en cuenta que España anda más dividida que nunca- acaba ganando el ansiado trofeo. En medio del entusiasmo el seleccionador nacional, De la Fuente, se hace viral por contestar a una periodista que persignarse -hacer la señal de la cruz- no es una superstición, sino un gesto de fe, pues él es un hombre profundamente creyente, aclaró en la ronda de preguntas.  Y volvió a declarar su fe en público cuando otro periodista insistió sobre el tema. Sin miedo, con total naturalidad.

Se sosiega al ansia y la alegría de la Selección y los eventos deportivos del verano dan paso a las Olimpiadas de París 2024.

He de confesarles que no vi la inauguración en directo- al parecer blasfema, muy blasfema y soez y paleta- con un toque de belleza que puso sobre todo una espectacular Celine Dion. Un despropósito para deportistas que lejos de vivirlo en un gran estadio olímpico se quedaron con las ganas, navegando por un río infesto, donde no pudieron disfrutar de estar juntos; cada uno en su barquita. Por originales, los parisinos se cubrieron de mierda.

A Dios toda la Gloria

Teorías conspiranoicas a parte lo que París mostró un siglo después de los famosos Carros de Fuego de las Olimpiadas de 1924 fue que está infectada del virus woke que quiere meter mano en todo. Y parece que esta vez el tiro le ha salido por la culata. La respuesta de los deportistas creyentes ha sido espectacular, pese a que el reglamento olímpico prohíbe las manifestaciones políticas, religiosas o raciales en su artículo 50, y las redes sociales no han hecho más que de altavoz de todas y cada una de las manifestaciones de fe que han hecho los laureados en oro, plata y bronce. Así desde el oro en tenis, Novak Djokovic, que sacó su preciosa cruz ortodoxa y dedicó a Dios toda la gloria, se siguieron las brasileñas Rebeca Andrade o la skater Rayssa Leal que en leguaje de signos manifestó que Dios es Camino, Verdad y Vida. A ella la siguieron Caio Bonfim y Larissa Pimienta, la judoca. Los guatemaltecos Adrian Ruano y Jean Piere Brol también mostraron su profunda fe. Tal vez la foto más viral y espectacular la protagonizara el surfista, medalla de bronce, Gabriel Medina que posteaba en redes “Todo lo puedo en cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13) y así en claim de una camiseta, en la declaración a prensa tras recibir un oro, o un bronce, un pequeño gesto de mirada al cielo o en el secreto corazón de una atleta, como la alemana Yemisi Ogunleye, que rezaba esto antes de hacer su último lanzamiento de peso: “ Dios, ahora es el momento, muestra al mundo que eres real y que contigo todas las cosa son posibles”  y tras rezar, no sólo consiguió oro sino que hizo récord mundial. De este modo, y después de la cagada de inauguración Dios ha estado más presente que nunca, o eso al menos me dice el algoritmo.

Yo lo compro porque estoy convencida de que se vienen nuevos tiempos para la fe y porque la historia nos muestra que no son las grandes tormentas sino la acción constante y silenciosa del mar la que moldea la costa, la roca.

Y ahora que el hombre ha perdido toda cordura y anda despendolado con sentimientos engañosos, que provocan tormentas en su ser y le ocasionan desasosiego y vacío, lo que necesita es la calma y el suave baño del agua del mar.

Almudena González