Los síntomas de una economía enferma pueden incluir altos niveles de desempleo, inflación, deuda pública creciente, desigualdad económica, disminución de la inversión, falta de confianza del consumidor, entre otros. Todos estos fenómenos son indicadores de que la economía está experimentando dificultades y necesita la intervención de varios actores para su recuperación.
Hoy el país atraviesa una situación en materia económica muy compleja. Los tres primeros meses del año dejan un sinsabor en el sector privado, así como dudas y deudas. Según el indicador NewCast, el grupo Bancolombia, se estima que la economía creció solo 0,6% en el corte entre enero y marzo de este año, con una caída frente al registro del PIB del mes de febrero. Si ponemos la lupa en los sectores solo crece la administración pública y el sector inmobiliario; mientras que el sector constructor decrece, también hay caída en la industria manufacturera, comercio, comunicaciones y servicios profesionales. Fedesarrollo estima que para el 2024, puede haber una recuperación en algunos de estos sectores pero que el único sector que mostraría un crecimiento anual negativo sería el de minería (-1,5%), producto de una disminución en la producción petrolera equivalente al 3,0%.
Si las cifras nacionales no son las mejores, las locales son preocupantes. Como ejemplo, para el caso del Tolima, aunque el desempleo en la capital Tolimense ha disminuido, el comercio sigue viéndose altamente afectado por la quietud en el consumo, así lo concluye un informe de Fenalco Tolima cuyas cifras reflejan la preocupación por la desaceleración en la economía. Más del 60% de los comerciantes reportó ventas inferiores a las esperadas en una temporada tan importante como semana santa, y calificó de regular el comportamiento de este primer trimestre del año.
Es hora de pensar la economía desde las regiones, no podemos seguir esperando una única solucion nacional cuando las necesidades en el territorio son tan variadas. Desde los gobiernos locales urge tomar decisiones y acciones. Dentro de los planes de desarrollo deben quedar medidas reales que permitan articular las entidades públicas y privadas, gremios, cámaras de comercio, y otros actores que generen desarrollo según la región.
Y es que desde mi experiencia tanto en lo público como en lo gremial, es imperioso trabajar en estrecha colaboración con el sector privado para identificar oportunidades de crecimiento económico y desarrollo de negocios en la ciudad, y facilitar asociaciones público-privadas para impulsar la inversión y la creación de empleo.
Es a partir del trabajo mancomunado, colaborativo, participativo, mejor dicho, del trabajo en el que todos asumamos un rol activo, que podemos empezar a curarnos de los síntomas que hoy se presentan y tener una economía saludable que salga de la sala de cuidados intensivos en el que hoy parecer estar.
Alba Lucía García