La ciudad de Bogotá ha experimentado una transformación notable en su enfoque hacia una movilidad activa y sostenible, especialmente con relación al uso de la bicicleta como recreación, como deporte y como medio de transporte. Desde sus primeros intentos, a principios de los años 90, por integrar la bicicleta en su trama urbana, Bogotá se ha convertido en un referente nacional e internacional en cuanto a infraestructura ciclista y promoción del ciclismo urbano.
La Bogotá ciclista de antaño
En la década de 1970, cuando Bogotá era una ciudad dominada por el automóvil, un grupo de visionarios decidió que los domingos serían para los peatones y ciclistas. Así nació la primera ciclovía recreativa del mundo, una propuesta revolucionaria que cambió la fisonomía de la ciudad y que fue la semilla de lo que hoy es una Bogotá ciclista. Esta iniciativa ciudadana y pionera, que se conoció como “LA MANIFESTACIÓN DEL PEDAL”, sentó las bases para un cambio cultural en la movilidad urbana de Bogotá.
Retos del presente
Hoy, Bogotá cuenta con una red de ciclorrutas de aproximadamente 630 kilómetros que conecta gran parte de la ciudad, facilitando alrededor de 900,000 viajes diarios en bicicleta según la Encuesta de Movilidad 2023. Sin embargo, no todo es perfecto. Uno de los desafíos más urgentes es el registro de bicicletas; con un 70% de las bicicletas no registradas, es crucial implementar estrategias que fomenten una cultura de responsabilidad y seguridad entre los ciclistas.
Además, aunque la infraestructura ha mejorado significativamente, la integración del ciclismo con el sistema de transporte público sigue siendo un reto pendiente. La falta de cicloparqueaderos suficientes y seguros en estaciones de TransMilenio, y la necesidad de más ciclopuentes, son temas que requieren atención inmediata para seguir incentivando el uso de la bicicleta.
Mirando Hacia el Futuro
La visión de una Bogotá completamente amigable con la bicicleta es ambiciosa, pero alcanzable. Uno de los próximos hitos será la celebración de los 50 años de la ciclovía recreativa en 2024, un momento que invita a reflexionar sobre los avances logrados y a proyectar nuevas metas. Esta celebración podría ser la plataforma perfecta para lanzar programas innovadores, como la creación de “Casas del Ciclista” o la formalización de rutas seguras que promuevan el cicloturismo y el ciclismo de montaña, consolidando a Bogotá como un destino global para los amantes del ciclismo.
Es imperativo que la ciudad siga avanzando en el desarrollo de cicloinfraestructura y en la integración de la bicicleta con el sistema de transporte público. Esto no solo mejorará la movilidad urbana, sino que también fortalecerá el compromiso de Bogotá con una cultura ciclista inclusiva, sostenible y activa.
Conclusión: El Ciclista en el Centro del Futuro Urbano
Bogotá ha recorrido un largo camino desde aquellos primeros domingos de ciclovía hasta convertirse en un líder en movilidad sostenible. Sin embargo, la ciudad debe seguir pedaleando hacia adelante, siempre con el ciclista en el centro de sus políticas y con una visión clara hacia un futuro donde la bicicleta sea no solo un medio de transporte, sino una herramienta de transformación social.