Han sido incontables horas de angustia, noches de terror y días de esperanza, han sido incontables pasos caminados, por un pueblo que resiste y se resiste a claudicar en sus demandas. Han sido innumerables gritos, que en el pasado fueron sordos y hoy se escuchan con una profunda contundencia, estos claman justicia y dignidad. Aún después de 11 días, con sus largas noches, el establecimiento no escucha.
¿Qué más tiene que hacer un pueblo para que lo entiendan? La ciudadanía en las calles pide un gobierno que atienda las demandas de la gente, ya ni el rebusque es posible. El presidente abre mesas de diálogo, pero toma pocas decisiones y de noche la masacre se despliega.
Esta generación, entre los 10 y 30 años, no está dispuesta al futuro resignado que vivieron sus padres, aspiran a ser lo que pueden ser, tienen tiempo, puesto que la pandemia ha dejado, a muchos de ellos, en una condición en la que ni estudian ni trabajan y proyectan con entusiasmo un país cuya prioridad principal sea la gente. Algunos pierden los ojos, otros pierden la vida y esto los llena de miedo, pero también de más indignación.
La juventud ha radicalizado la democracia, los políticos debemos responder al mismo nivel. El paro exige una respuesta política o desembocará en una respuesta autoritaria. Ayer el concejo de Bogotá sesionó en la calle, en la plaza, con micrófono abierto para la gente, escuchamos muy atentamente. Luego llegó una manifestación, algunos concejales presentían el caos, pero lo que hubo fue democracia radical. Aquí la violencia no está en la manifestación, está en la policía y en el fondo de un régimen político que le teme a su propia gente.
El comité de Derechos humanos del concejo, que creamos, en medio de la emergencia desatada por el abuso policial, está asimismo rodeando a los y las defensoras de derechos humanos, para poder llevar a la justicia tanto muerto, desaparecido y mutilado que está dejando este paro. De este hacen parte las y los concejales: Ana Teresa Bernal y Heidy Sánchez, mis compañeras de bancada de la Colombia Humana-UP, Carlos Carillo del Polo Democrático, así como Diego Cancino y Luis Carlos Leal de la Alianza Verde; así como tres organizaciones que se la están jugando por Defender los derechos humanos en medio de esta continua agresión: Temblores, Lazos de Dignidad y Defender la Libertad.
Estos días nos hemos preocupado por construir, hombro a hombro, con las organizaciones de defensa de derechos humanos, entidades internacionales y la juventud; el camino hacia las garantías para el derecho de la protesta social pacífica en Bogotá, desde los territorios, con la gente, rodeando el diálogo posible.
El primer paso de la paz está en reconocer lo que está ocurriendo por parte del gobierno, sólo así se podrá llegar a una futura reconciliación con garantías de no repetición, entre la juventud popular y las fuerzas del orden
Una salida política al paro nacional implica, por una parte, que la alcaldesa Claudia López llamé al orden legal a la policía y si ella no comanda a esta fuerza, que entonces lo reconozca, porque significaría que esta actúa como rueda suelta en la ciudad, hay responsabilidad política por acción u omisión.
La alcaldía debe rodear a las organizaciones de Derechos Humanos y exigir públicamente el cumplimiento del decreto 563, que garantiza la protesta social en Bogotá, el cual en esta coyuntura se ha pisoteado.
Segundo, el distrito debe darles trámite a las demandas sociales en el marco de la pandemia, desde las localidades, escuchando, especialmente, las voces de las juventudes, que como lo hemos denunciado, en el concejo, viven hoy entre el acoso de las mafias y el abuso policial. Todo esto debe hacerse desde una repriorización del gasto público, para lo cual el concejo ya creó una comisión para el tema.
Por su parte, el presidente Iván Duque, debe parar la masacre, la cual sólo aumenta la gasolina de la indignación. Debe retirar la reforma a la salud del congreso. Reconocer el exceso de fuerza. Retirar al Ministro de Defensa y derogar la reforma tributaria del año 2019, para refinanciar el estado, como lo ha expuesto Gustavo Petro, quien ha explicado como la combinación de esta, que no tocó a los grandes capitales y si al ciudadano del común, junto con la pandemia produjeron el enorme incremento de la pobreza en el país. Además, debe generar un ambicioso proyecto de inversión social como mitigación a la crisis esto combinándolo de una vacunación masiva.
La ciudadanía se tiene que parar fuerte, para hacerle frente a la tentación autoritaria del uribismo y defender la democracia, para conjurar la transición de poder, en las próximas elecciones. Hoy ellos están recurriendo a toda su violencia porque saben que no tienen soluciones, que no tienen discurso para las nuevas generaciones.
Todas y todos debemos hacer nuestra parte en esta coyuntura histórica de transformación profunda en el país, la cual nos puede llevar a una radicalización democrática o a un autoritarismo.