Venezuela, empieza la partida


La Opinión de Jaime Polanco


Jaime-Polanco
@JaimePolancos

Con la respiración entrecortada y lágrimas en los ojos, varios cientos de miles de opositores venezolanos vieron en directo como su joven líder Juan Guaidó, juró ante ellos hace unos días, el compromiso de devolver la democracia y las libertades a su país. Una proclamación un poco “sui generis”, pero válida para dar esperanza de cambio a millones de venezolanos hartos de malvivir en un país tan declaradamente rico.

Una oposición no siempre unida, salvo el ‘match point’, con el compromiso de apoyo de la comunidad internacional. Con el firme propósito de empezar a ser más coherentes en la labor de oposición, buscar otras formas de diálogo y encontrar una salida inteligente a esta situación, que ya lleva demasiado tiempo en la mente de todos.

Entendió la oposición que Maduro es como esos boxeadores que sufren con los primeros 100 golpes, pero con el 300 ni sufren ni padecen. Nada ni nadie le va ha hacer cambiar con veladas amenazas o declaraciones de embargos.

Igualmente, también comprendió la oposición que la cúpula militar, implicada en infinidad de delitos económicos, cuanto mayor sea la presión sobre ellos más se cerrarán a abrazar al régimen que alimenta sus fortunas personales. Solamente una amnistía penal internacional, podría hacer cambiar la opinión de las fuerzas armadas bolivarianas.

También la oposición entendió, que no tiene más razón el que más duro habla, sino el que convence a los demás de las bondades de sus propuestas. Ahora y después de un largo recorrido, la comunidad internacional está comprometida con el futuro del país al margen de intereses particulares de las naciones que ofrecen su ayuda y de los protagonismos de políticos que buscando reconocimiento solo ayudan a crear mas confusión.


“Las soluciones no son fáciles y la convivencia de dos posturas tan antagónicas tampoco. De momento, el que tiene las armas va ganado por temor a más muertes inocentes”

Jaime Polanco

Por fin entendieron todas las partes implicadas en devolver la democracia que sacar a Maduro por la fuerza no es una solución planteable. Mientras las fuerzas armadas den soporte a la dictadura, cualquier calentura de intervenir militarmente el país, llevaría el conflicto armado a situaciones imprevisibles.

También entendieron los líderes que se quedaron en el país para defender sus ideas y sus derechos, que Venezuela vive un crisis humanitaria sin precedentes.

Que la esperanza de las miles de familias que quieren salir adelante, se desvanecen por falta de alimentos, trabajo y mínimas condiciones sanitarias.

La migración que en su momento formó parte de las esperanzas de miles de venezolanos, hoy desgraciadamente se desarrollan en la desesperación de la búsqueda de una vida digna para sus familias.

También entendió la oposición que la comunidad internacional no tiene un plan concreto de cómo revertir la situación. No existen compromisos monetarios que ayuden a cambiar las dinámicas económicas y sociales actuales. No hay instituciones internacionales buscando la celeridad de la recuperación del tejido industrial y productivo del país, hoy devastado.

La respuesta a todas estas peticiones siempre es la misma, “con Maduro, nada”. Pero algo van a tener que inventarse los más capaces de la clase. A un toro encerrado solo le que salir de frente y matando. Hoy, el régimen está sin aire y con un respaldo internacional muy particular. Rusia, China, Cuba, Bolivia, Turquía, Nicaragua. Todos ellos con un dudoso pasado en defensa de la democracia y asunción de las libertades individuales y colectivas. Solamente la excentricidad del presidente de México hace pensar que más que apoyar a carta cabal el régimen, estaría buscando no cerrar todas las puertas que más tarde podrían llevan al diálogo. De la mano de otros actores como la Unión Europea o El Vaticano. Tal y como estamos viendo en las tibias reacciones de los líderes europeos.

Las soluciones no son fáciles y la convivencia de dos posturas tan antagónicas tampoco. De momento, el que tiene las armas va ganado por temor a más muertes inocentes. Una nueva constitución, una salida honrosa para los responsables del régimen, unas nuevas elecciones con reglas claras e igualitarias y sin injerencia del gobierno actual. Un plan de salvamento para el día después, podrían ser algunas de las soluciones. La partida acaba de empezar de nuevo. De cómo se muevan las fichas en la oposición, acortarán o no el desastre de convivencia en nuestra querida Venezuela.