La noche ha sido larga. Europa votó ayer y sus ciudadanos eligieron el rumbo de esta Unión que debería hacernos más fuertes. Podemos resumir en que la mayoría quiere mantener el rumbo establecido, pero vigilada no únicamente por la izquierda ( que es tibia como el agua calentita y que pierde fuerza porque la extrema izquierda ha perdido mucha representación), sino también por una derecha aún más conservadora; que se niega al control total de los ciudadanos con pasaportes europeos, a esa imposición desquiciada de la Agenda 2030, quiere un control mayor de la inmigración y que apuestan por la inmigración de calidad, preparada, que venga a trabajar y no a vivir del cuento.
En casi todos los países de la Unión, al menos en los más representativos, la derecha más conservadora y reacia a los cambios ha ganado posiciones llegando a ser primera o segunda fuerza política. En pocas palabras: Europa está harta de su rumbo.
Seguridad, economía y políticas migratorias
Esas políticas buenistas y aperturistas de refugio para todos han llenado las tranquilas y hasta aburridas calles del norte de cientos de hombres y jóvenes ociosos que sin entender una sola palabra y sin interés por aprender e integrarse, atemorizan a los ciudadanos que no entienden el devenir de sus pueblos. Cierran locales y comercios, aumenta la presión fiscal, muchos son ya los ciudadanos que no llegan a fin de mes y el Estado social les ayuda en todo, así que cada vez hay más ciudadanos que comprenden que igual sin tanto esfuerzo logran de los Estados ayudas económicas suficientes para ir tirando, y a la vez se abren mezquitas o centros culturales musulmanes, barberías, kebabs… y esos cambios, lejos de acogerse con agrado se miran con recelo, porque a este lado de los Pirineos se entiende que la caridad empieza en casa: que tal vez bajar la presión fiscal, aumentar las ayudas a las familias, abrir guarderías, centros de salud, residencias para ancianos y reducir el precio de los combustibles que sigue por las nubes… La acogida a todo refugiado, el soporte a las guerras, las pagas y subvenciones, etc., no han de concederse a la ligera. No al menos con los impuestos de los que han votado a esta derecha más conservadora, llamada ultra derecha, que no es más que un efecto reflejo de la extrema izquierda, en forma de comunismos, ecologismos y distintos arcoíris… que invadió hace unos años el panorama populista europeo, con España a la cabeza.
Macron dimite y España a su bola
Bien hecho presidente galo, bien. Asumir los fracasos es el primer paso para mejorar. Me alegro. Ya me temía que siguiera en su afán diabólico de imponer en Europa el derecho al aborto como un derecho fundamental de las mujeres. Bien por Francia, que lo saca a patadas, aunque sea a costa de la subida de Le Pen. ¿Y que hace España?
España va a su rollo, gana la derecha, sube la derecha conservadora -ya tercera fuerza en representación- y de cerca le sigue el PSOE, a sólo dos puntos, que fagocita a la extrema izquierda dividida y dinamitada por los egos de las panolis que dirigen los partidos.
No deja de sorprenderme la cantidad de fieles socialistas que veneran a su líder a costa de lo que sea. Es que Pedro les miente, les pone de ejemplo a su mujer, ya imputada por tráfico de influencias, blanquea a terroristas que mataban con tiros en la nuca, amnistía a golpistas y perdona deudas millonarias a comunidades autónomas en nombre de la paz y la convivencia, aumentan así la brecha de la desigualdad entre españoles, y ellos, sus fieles, sus acólitos, le siguen aplaudiendo como focas sin ni siquiera reflexionar. Impresionante la ausencia de amor propio de tanta gente.
También les digo, en Europa derecha e izquierda van juntos de la mano, porque no se sabe muy bien quién es quién y ya lo ha dicho Von der Leyen, van a impedir los muros y van a pactar con la izquierda, supongo que porque en el fondo, ni siquiera ellos saben muy bien cual es ahora su línea divisoria. Si la extrema derecha aumenta es en gran medida debido al descontento con las políticas que proponen la derecha, que no olvidemos es quien gobierna la Unión. Ella es la que ha creado el caos y ha provocado que este avance sin control, gracias a la tibieza de los conservadores europeos que no se atreven a dar la cara y se rinden a políticas que les hacen quedar bien con el resto sin importarles el descontento de los suyos.