Estaba pensando en escribir sobre la importación de energía, pero llama aún más la atención lo que estamos viviendo actualmente en nuestro país y lo sucedido con el senador y precandidato presidencial, Miguel Uribe Turbay.
Es cierto que una campaña política, la que sea y lo hemos visto, trata de debatir diferencias, propuestas y búsqueda de como hacer quedar a su contrincante sin palabras para luego declarase victorioso, buscando la credibilidad de la ciudadanía para tal fin.
En cierta ocasión le preguntaba al hoy alcalde de la capital Bogotana, Carlos Fernando Galán ¿Cómo hacer para que la polarización y el odio no acreciente en campañas electorales? Su respuesta más que lógica, fue contundente, “Es muy complejo ya que una alimenta la otra”.
Y desafortunadamente es lo que hemos visto en los precandidatos, Vicky Dávila su foco siempre será buscar donde, cuando y como esté el presidente para buscar el ataque… Gustavo Petro quien le ha dado todo el interés y ha buscado su escalada, le responde; pero más allá, las propuestas no se ven.
Claudia López, tiene que buscar en la centro derecha lo que perdió en la izquierda porque no es creíble, su tono ya no es de apoyo al presidente como en el año 2022, sino un tono de fracaso presidencial para la izquierda colombiana.
Paloma Valencia, aunque estudiosa, no puede quedarse atrás, el nivel debe subir y con la búsqueda de la seguridad sabe dónde darle duro al presidente; Maria Fernanda Cabal, es otra senadora que por su talante y papel político la ha llevado a confrontar de manera contundente buscando la herida.
Por otro lado tenemos un presidente que se le ha derrumbado el gobierno, que aunque no es un buen administrador sabe de política y entiende que su legado radica en la presión social, las reformas y en la búsqueda de un sustituto para que sus banderas tengan continuidad, llevándolo a retar a las instituciones, al congreso y sabiendo que es el todo o nada.
Lo que no entienden es que cuando sé es figura pública, se tiene una responsabilidad con la ciudadanía… con ella los intereses responden, así como lo hicieron con el Senador Miguel Uribe, así como lo pueden hacer con cualquier otro, porque el odio y la rabia se alimenta desde el discurso y es transmitido como orden hacia el pueblo.
Decirle a una persona que no piense diferente no tiene lógica, es más, desde la diferencia se construyen las propuestas más realistas porque se visualizan todos los frentes ocultos de sí mismo con el apoyo de otro pensar.
No quiero hablar del lenguaje específico que ha adoptado cada candidato, el tono hay que mesurarlo, no avivar el odio y la violencia… se trata de buscar consensos y de entender que un acuerdo o lenguaje mal interpretado puede ser la muerte de muchos en el territorio, en ese territorio para el que buscamos un beneficio con el líder que piensa construirlo y que debe ser diferente a la muerte.


Iván Santisteban | Opinión
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