Muchos son los aprendizajes que nos ha dejado esta pandemia, en un abrir y cerrar de ojos nos enfrentamos a uno de los mayores retos que seguramente afrontaremos en nuestra vida profesional y para el cual nadie nos preparó.
De un momento a otro empezamos a trabajar en una virtualidad, a la cual muchas empresas no estaban acostumbradas y miles de compañías empezaron a padecer grandes problemas en procesos y sistemas que no estaban adaptados para esta situación. La aceleración en la transformación digital sufrió grandes cambios, se dice que en este tiempo de pandemia la adopción de tecnología se aceleró entre 3 y 5 años, muchas compañías no lograron adaptarse a esta nueva realidad.
La virtualidad, y toda la transformación que sufrieron las compañías, nos mostró de nuevo que todos los procesos de cambios están basados en las personas. Dejamos de ver a nuestros equipos y empezamos a formar relaciones en la virtualidad, donde la comunicación y la confianza empezaron a ser los ejes fundamentales para continuar los negocios.
Nos enfrentamos a momentos de total incertidumbre, donde las noticias cada día nos traían algo nuevo y mostraban que los grandes ejercicios de estrategias y modelos de negocios se desvanecían; la agilidad en los cambios empezó a jugar el papel más importante.
Y fue en toda esta marea de retos donde volvimos a lo elemental, a centrarnos en lo que realmente vale en las compañías… sus colaboradores. La confianza empezó a ser el valor más importante y lo humano empezó a adquirir de nuevo la importancia que siempre debió tener.
Quien más que los colaboradores pueden hacer grande a una organización, ellos están al frente de los clientes y con su conocimiento pueden llegar a transformar empresas dando ideas en los momentos más complejos. Es por esto por lo que las compañías que tengan la mayor habilidad y procesos para sacar lo mejor de los empleados enfrentarán mucho mejor esta situación. Importante resaltar también que todo esto no se logra sin que los colaboradores vean que la organización trabaja para su bienestar y que realmente se interesa por la situación de cada uno de ellos.
¡Cambiemos los modelos! El mundo es otro y las organizaciones también lo deben hacer. Generemos valor en todas las acciones que emprendamos, quitemos la burocracia, pongamos a nuestros colaboradores en el centro y generemos un plan donde el bienestar social, la prosperidad económica y la sostenibilidad ambiental hagan la diferencia.
Hacer de este momento una oportunidad para avanzar, está en nuestras manos.