Gustavo Petro se ha ganado un espacio en la política nacional con posiciones concretas y con un fundamento de izquierda progresista. Perteneció al M-19 y se desmovilizó para hacer política. Fue senador mucho tiempo, después alcalde de Bogotá con muchos cuestionamientos, pero lo que se puede observar es que la justicia termina dándole la razón, en muchas de las medidas que se tomaron en su contra. Se ha convertido en otro mesías de nuestra débil estructura política. Se puede ver que él disfruta ser percibido como tal.
Petro pasó a la segunda vuelta de las elecciones de 2018 con 4.859.000 votos, uno podría creer que la gran mayoría de esos votos son de auténticos seguidores del exalcalde, pues para ese entonces había un abanico de opciones. En la segunda vuelta sacó 8.047.000 votos, es decir 3.188.000 votos adicionales. Muchos de estos eran votantes de centro que están hastiados del uribismo, pero que no votarían por Petro si hubiera otro candidato en la baraja.
Es decir que, entre personas de centro y progresistas, se cuentan alrededor de 8 millones de votos.
Por otro lado, el actual presidente Ivan Duque obtuvo en primera vuelta 7.616.000 y en la segunda 10.398.000 votos es decir que su incremento en votación fue inferior al de Petro (2.782.000 votos). Estos votantes prefirieron otro candidato en la primera vuelta, pero tenían miedo de la gran cantidad de interrogantes que sugieren las propuestas de Petro para el país, así que decidieron votar por Duque.
Aquí viene el asunto. Fajardo sacó 4.602.000 votos en primera vuelta. Entre Petro y Fajardo tenían 9.4 millones de votos para la primera vuelta. Los de izquierda lo llaman tibio y lo culpan de que su líder no haya llegado a la presidencia en las elecciones pasadas. Honestamente, creo que el endoso de Fajardo era irrelevante, pero bueno, hay que buscar un culpable distinto al mismo Petro ¿no?. Los votantes de Fajardo no son apasionados, se nota porque nadie lo defiende, solo buscan alguien que haga las cosas bien. Por otro lado, los de “derecha”, aseguran que Fajardo es de izquierda pero no les molesta tanto la idea, es un amigo del establecimiento, gobierna con las élites y ha mostrado resultados en su gestión.
La última pieza es el senado, en el cual el centro democrático con tácticas poco ortodoxas, que ya están entrando al mainstream de la política nacional, logró 19 escaños, con una votación total de 2.502.000. Si Petro se lanzara al senado en una lista cerrada, creo que obtendría al menos 3.500.000 votos, de pronto más, obteniendo más de 24 escaños (Solo la lista de Petro!!), más 5 de los comunes serían 29 escaños, sin contar los que logre sacar la alianza verde, el Polo y los decentes por su parte. Actualmente entre el Polo (5), los decentes (4), los comunes (5), la alianza verde (9) y los movimientos indígenas (2) tienen 25 senadores.
Esto le permitirá a Petro tener una bancada de izquierda progresista que tuviera voz e influencia ante el gobierno y también lanzar a otro candidato a la presidencia que genere menos pasiones pero que represente un verdadero cambio. He contado más de 16 opciones distintas a Petro y a Fajardo y la gran ventaja de lo que pasó con Ivan Duque, en las elecciones anteriores, es que está demostrado que cualquiera puede ser presidente si tiene el aval correcto en el momento correcto. Los méritos y la preparación no importan.
En los meses que vienen, el uribismo debe comenzar la campaña de miedo que le ha dado grandes resultados, al parecer eso es lo único que saben hacer porque después de casi 3 años de gobierno la culpa la sigue teniendo el gobierno anterior o la izquierda internacional o las tormentas de arena del Sahara.
El miedo a entregarle el país a las FARC por darles 10 curules en el congreso, el miedo a homosexualizarnos por tener una política clara de género, o a perder los valores de esta “maravillosa sociedad” si se legalizan las drogas y el aborto seguro, pero sobre todo el miedo a volvernos como Venezuela, fueron los caballos de batalla del uribismo con lo que convencieron a muchas personas de ser la mejor opción, de ser los salvadores.
Todo eso va a volver, va a ser una campaña sucia, llena de mentiras y de imprecisiones, magnificando cosas fuera de contexto y haciendo acusaciones que dejan dudas pero que disparan sesgos de confirmación. Todo eso se verá en los próximos meses.
Que Petro se lance al senado en lista cerrada y haya un candidato presidencial que genere menos fricciones, es una salida en la que todos ganan menos el uribismo. Pero creo que es demasiado pedir para los egos de nuestra clase política y para las bases mesiánicas que se han formado.
@memosinist – Economista, docente de la Universidad Javeriana