‘Amparo’, el filme que explora la crudeza de las batidas ilegales en los 90

Desde 2011, la Corte Constitucional dejó expreso que las batidas realizadas por el Ejército estaban prohibidas en Colombia. Sin embargo, se han denunciado varios casos de retención ilegal de jóvenes por parte del Ejército en los últimos años con el pretexto de la solución de la situación militar de cada uno por no portar la libreta.

En los 90 y comenzando los 2000, esta práctica era parte del paisaje cotidiano en las urbes y zonas rurales de Colombia con un denominador, siempre se hacían en zonas de escasos recursos. Desde el cine no había un referente potente que abordara este tema con agudeza y para ello llegó Amparo, la ópera prima del director antioqueño Simón Mesa.

La película, que se estrena en las salas de cine del país este 28 de abril, se centra en la historia de Amparo, una madre soltera de clase media a la que el Ejército le captó a su hijo -que recién cumplía los 18 años- para llevárselo a combatir en Caquetá. Valiéndose de todos sus medios, ella hace lo que tiene a su alcance para recuperar a su hijo, se enfrenta a una serie de violencias y crudeza que la cotidianidad colombiana noventera escondía sutilmente.

El personaje principal es interpretado por Sandra Torres, una cara nueva en el mundo de la actuación que también realizó su primera película. Su personaje se destaca por la potente expresividad de lo no verbal más allá de lo que dice. De hecho, en la mayoría del filme, la cámara la sigue muy de cerca evitando planos abiertos.

“Es mi primera película. Me decían que los ojos hablaban y yo me decía: ‘pero ¿cómo?’. Entonces me quedaba seria, callada y pensativa. Todo esto es gracias a Simón porque él me ponía a pensar y reflexionar. En esos momentos pensaba en mis hijos, en lo duro que me ha tocado, en los sufrimientos de mi madre”, explica Sandra sobre cómo abordó su personaje.

Amparo, además de intentar sacar a su hijo de las garras de la guerra, también se ve expuesta a una suma de violencias ejercidas por el patriarcado. Se tiene que enfrentar siempre a hombres en posición de poder buscando que alguno de ellos pueda ceder y así acercarse al objetivo de recuperar a su hijo; incluso ve cómo su propia familia le da la espalda en un momento tan difícil para ella.

La idea principal de Amparo surgió de los lazos fuertes de la relación entre Simón Mesa y su madre. Él quería que su primera película estuviera relacionada a ella, pero también la enlaza a ese temor de infancia y adolescencia que le suscitaban a él las batidas del Ejército en los barrios populares de Medellín. “En Medellín uno caminaba por los barrios o por el centro y veía los camiones y tocaba ir por otro lado. Uno vivía con ese temor y más sabiendo que uno se podía ir a engrosar las filas de la guerra en algún lado. Era un pensamiento que estaba muy arraigado en esa juventud”, expresa Simón.

Mientras se va desarrollando la historia, el tramitador del Ejército que intenta ayudar a Amparo sentencia una simple frase que encierra el fondo del ciclo de la guerra en Colombia: “Lamentablemente, la guerra es para los pobres”, dice. Aunque la protagonista tiene empleo y de cierta manera una vida digna, se enfrenta a conseguir una suma de dinero para liberar a su hijo, una suma que para alguien adinerado simplemente significa una cifra más.

En lo técnico, Amparo es filmada en un formato cuadrado que deja claro al espectador que la intención del director es reflejar esa intimidad del personaje principal con algunos subtextos y poco diálogo.

“Al principio queríamos filmar en un formato que era más abierto, pero era tan costoso que no lo pudimos usar. Como necesitábamos recrear los 90, una de las razones por las que se ve cuadrado y tan cerca al personaje era evitar que se viera la ciudad, que se ve muy poquito, porque teníamos poca plata para los carros y las calles de la época. Entonces nos acercamos mucho más al personaje y nos ahorramos una plata”, explica Simón.

Cada espectador buscará qué temática lo afecta más entre la guerra, las batidas ilegales, la maternidad, las violencias de género o la corrupción, pero lo cierto es que el filme más allá de plantear soluciones deja muchos interrogantes sobre cuánto hemos avanzado en esos ítems como sociedad colombiana.

Simón Mesa logró debutar con Amparo en el pasado Festival de Cine de Cannes y la película logró que Sandra Torres ganara la estatuilla de actriz. Aún con un semblante alegre y los ojos brillantes, la actriz recuerda y narra el momento en el que se supo ganadora de dicho reconocimiento:

“Yo ni entendía lo que estaban diciendo. Simón me dijo que ya iban a premiar a la mejor actriz y nunca me sentí partícipe porque no me sentía como una actriz. Creía que actrices eran ellas que han estudiado y tienen mucho tiempo acá. Pensaba: ‘Ay que rico que llamaran Sandra Melissa Torres’. En el momento que lo dije, lo dije tan fuerte y segura que cuando ellos lo dijeron, quedé anonadada. Me pregunté: ‘¿Será que lo dije tan segura que lo escuché allá?’. Simón me miraba y me dijo: ‘Sandra, párate y ve’, y yo: ‘Ah ¿es que sí es verdad?’, y me fui contenta, asustada y temblorosa”, relata.

Ahora es el turno de los colombianos disfrutar de este filme, que sin duda será uno de los acontecimientos más grandes que tendrá el cine nacional y estará este 28 de abril en las distintas salas del país.

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