Alejandra Azcárate Naranjo, actriz, humorista, presentadora y una colombiana con unas posiciones particulares que son rechazadas por algunas personas pero halladas acertadas por otras, actualmente está en el ojo del huracán y se han sacado memes, se han hecho comentarios descalificadores por el episodio de la avioneta cargada con cocaína que partió del Comando Aéreo de Transporte Militar, Camilo Daza (CATAM) y fue descubierto a su llegada a San Andrés.
No me corresponde hacer juicios de valor ni determinar responsabilidades porque eso le correspondería al sistema judicial colombiano pero al parecer muchas personas en Colombia si juzgaron y condenaron a Alejandra sin que se haya determinado alguna responsabilidad de Ella en el hecho, y aquí es que considero que vuelve la burra al trigo.
Algunas personas o grupo de personas hemos reclamado del Estado colombiano respuesta sobre aquello que impide el ejercicio pleno de nuestros derechos pero el caso en el que acabaron involucrando a Alejandra y en muchos casos de otras personas más obramos de la misma forma limitadora que no queremos para Nosotras. Me estoy preguntando qué significa la frase “ejercicio pleno de derechos” y como la hacemos realidad inclusive la institucionalidad.
A mi parecer el ejercicio pleno de derechos solo se puede ejerciendo (valga el pleonasmo) esos derechos nominados que aparecen en la constitución política colombiana y todo lo que de ello se deriva, lo que se ha denominado derechos innominados. Y pienso también que las instituciones de la parte gubernativa del Estado deben garantizar el ejercicio pleno de derechos y no hacerse las pendejas ni creernos pendejas a partir de sofismas y ejercicios de complacencia para acallar ruidos que si están realizando bien su trabajo no tendrían necesita de hacer.
Detestamos las generalizaciones y se pide que no nos juzguen ni se impida que vivamos acorde a nuestras especificidades, credo religioso, credo político, gustos lícitos y hasta algunos que rayan en lo ilícito pero juzgamos a otras personas por lo mismo ¿entonces qué, a qué carajos jugamos?
Alejandra como muchas otras personas tiene derecho a tener sus creencias políticas, el hecho de que manifieste sus apuestas uribistas no la hace menos que cualquiera y el hecho de que algunas personas seamos maricas y areperas tampoco, el hecho que nos decidamos por transitar por los géneros tampoco debe limitar el ejercicio pleno de nuestros derechos. Entonces no es válida para mi esa maricada de estar juzgando y condenando a las demás personas por ser lo que son e irrespetando ese ejercicio pleno de derechos que tanto exigimos pero que muchas personas se dan el lujo de ignorar.